El colombiano Bernardo Rojas recibió el premio de la III edición en el Teatro Príncipe Pío de Madrid

Gustavo López

En los momentos actuales que atraviesa el mundo debido a la pandemia por la Covid 19, quizá la primera opción sea siempre la de suspender y dejar pasar el año. Pero sin embargo, desde la organización del Gil Soundtrack Award en su tercera edición, el grupo bodeguero jumillano Viñas Familia Gil, tomó la decisión de hacer todo lo contrario y justo en el inicio del primer estado de alarma, convocó este concurso de composición de BSO una vez más entre los jóvenes compositores menores de 35 años, lo que fue muy bien acogido con una participación de récord de más de 250 propuestas de casi medio centenar de países. Con el paso del tiempo, se fueron cumpliendo los plazos y el jurado presidido por la ganadora del Óscar por la música de la película “Joker”, Hildur Guðnadóttir, dio su veredicto dando como ganador al colombiano Bernardo Rojas que se encuentra actualmente cursando estudios musicales en el Liceu de Barcelona.

Entrega del premio

El pasado jueves fue la fecha prevista para la entrega del galardón, que tuvo como escenario el impresionante Teatro Príncipe Pío de Madrid, la antigua estación del Norte de tren que ha sido reconvertida como espacio de ocio y cultural.
En cuanto al acto, se convirtió en sinónimo claro de apoyo a la cultura, en unos momentos en los que es más necesario que nunca. Por eso, fueron muchos los actores, productores y representantes del sector que se dieron cita, y que agradecieron el esfuerzo realizado para mantener la convocatoria. La gala fue conducida por el actor murciano Carlos Santos y contó con la actuación de la Film Symphony Orchestra que estuvo bajo la batuta de Bauti Carmena.


El concierto dio comienzo con el estreno absoluto de la banda sonora original ganadora, que se interpretó en directo junto a la proyección del cortometraje “Somos tierra”. A continuación, el flamante ganador, Bernardo Roja, recogió el galardón de manos de los gerentes del grupo Viñas Familia Gil, Miguel y Ángel Gil Vera, que le entregaron el trofeo consistente en un pámpano de una cepa monastrell del paraje de La Aragona bañado en oro.

La humildad del ganador

Si hay algo que destacó sobremanera del ganador de esta edición, fue su humildad y sensibilidad. En su intervención, Bernardo Rojas recordó su infancia “cuando soñaba con estar en frente de una orquesta escuchando mi propia música. De manera tan inocente, soñaba con escuchar una pieza que me conectara conmigo mismo y al mismo tiempo con los demás. Sonreía de solo pensarlo y me llenaba de una emoción tan pura que al día de hoy puedo transportarme a aquella época y recordarlo como un sueño casi imposible de cumplir”.
El compositor definió su obra como “esencia, unión, sencillez y vida. El valor de cada nota surge de la inspiración arraigada al amor propio, el deseo por aprender, mejorar y entregar mi corazón al arte y a la vida”, dijo.
Por todo esto, deseó en voz alta “que todos sueñen grande, que se emocionen con sus más anheladas metas y se conecten profundamente con lo que son y lo que todavía siguen buscando lograr. Deseo alegría, sabiduría, amor y arte a todas las personas, esperando que entre todos sigamos adelante como sociedad, como seres queridos, como un verdadero equipo para que podamos superar este reto mundial que se nos ha presentado. Que podamos aprender y conectarnos cada vez más con la naturaleza y nuestra tierra”.
Por último elogió la iniciativa de la familia Gil, dedicó el premio a sus amigos, colaboradores, a su pareja, familiares y en especial a su hijo Mateo que celebraba en su país su décimo cumpleaños ese mismo día.
El ganador recibió con emoción los mensajes en la proyección de varios vídeos de la presidenta del jurado, la ganadora del pasado año y de su familia, entre los que no podía faltar su hijo con un entrañable “te quiero papi”.

“Devolver a la sociedad lo que la sociedad nos entrega cada día”

Tanto Miguel como Ángel Gil, en su intervención en la apertura del acto, quisieron dejar claro “el compromiso de la familia con la cultura y con la música” y lanzaron un mensaje de ánimo hacia la hostelería, mostrando su mano tendida “para ayudarles en todo aquello que podamos”. Igualmente, justificaron su decisión de realizar este concurso porque “queremos ser agradecidos, solidarios, y devolver a la sociedad una pequeña parte de lo mucho que nos ha dado”. Recordaron también a la matriarca de la familia, Rosario Vera, “que siempre nos inculcó que la generosidad es una de las cosas que nos debe mover a lo largo de nuestra vida, y en el amor que le movía en todo lo que hacía en la suya, nos demostró que efectivamente la grandeza de nuestros actos se medirá en buena medida por la dosis de generosidad que seamos capaces de mostrar durante nuestra existencia”, recalcaron.


Los hermanos Gil hicieron mención especial “a la generosidad que también la sociedad ha tenido siempre con nosotros, nos ha convertido en parte de su vida a través de nuestros vinos”, se mostraron agradecidos.
Con total seguridad

El evento se celebró con todas las medidas de seguridad exigidas por las autoridades sanitarias, ya que a la obligatoria mascarilla, se unió también el uso de gel hidroalcohólico, el distanciamiento social en el teatro y el control de temperatura. Además, a todos los miembros de la familia así como a los que intervinieron en el acto, se les realizó una prueba PCR de forma previa con el fin de minimizar al máximo los riesgos. Igualmente, el aforo fue reducido y se contó con un plan de contingencia así como con el listado de asistentes.