Ciriaco Benavente: Obispo de Albacete,  pregonero de la Semana Santa 2016 y presidente Comisión Migracionesciriaco

 

  • Como ya se anunció por parte de la Junta Central de Hermandades, el obispo de Albacete, Ciriaco Benavente Mateos, será el pregonero de la Semana Santa 2016. Por este motivo, Siete Días ha mantenido una entrevista con el prelado.

 

  • ¿Cómo recibe la propuesta para ser pregonero?
  • Me lo pidieron el año anterior pero yo no podía, siempre hay dificultades en esas fechas. Este año vinieron a través de un padre franciscano que estaba aquí y ahora está ahí y es muy amigo y muy querido, me lo pidieron y cómo se va a negar un obispo a hablar de Jesucristo y de la Semana Santa.

 

  • Dicen de usted que es “buenísima persona, querido de todos los que le han tratado, sencillo, bondadoso, afable, cercano a todos”. ¿Le abruman estos calificativos?
  • Cuando oigo cosas como estas tan bonitas, suelo decirme que a ver si me parezco a ese del que hablan, que ya me gustaría. Es muy de agradecer.

 

  • ¿Conoce Jumilla y la Semana Santa?
  • No, no he tenido la oportunidad, tengo ganas, ya que sé que es una ciudad de mucha solera, que tiene una gran Semana Santa, y otros muchos valores, pero no he tenido la fortuna de conocer todavía Jumilla.

 

  • ¿Ha pensado en las líneas en las que va a enfocar su pregón?
  • No me he puesto todavía a pensarlo y a redactarlo. Supongo que lo que haré será intentar recordar y anunciar algo que es muy sabido que en definitiva es el contenido de los acontecimientos que se celebran en la Semana Santa.

 

  • La Semana Santa de Jumilla ha contado con destacados pregoneros, tanto autoridades civiles como religiosas. ¿Cómo le influye este hecho?
  • Ciertamente, incluso la junta directiva me trajo un elenco de pregones que todavía no he tenido la oportunidad de leerlos y acercarme a ellos.

 

  • En la actualidad, ¿cree que la Semana Santa se vive con la intensidad religiosa que representa esta celebración?
  • Alguna vez he leído que cuando se ven desfiles de coches hacia la playa o la montaña en fechas y vísperas de Semana Santa, se piensa que es el fin de la Semana Santa, lo cierto es que yo encuentro una gran vitalidad en estas fiestas religiosas, el pueblo en su mayoría rima con la Semana Santa, la siente y la vive, que las procesiones en muchas ciudades cuentan con una concurrencia admirable y los templos se llenan con los oficios que se realizan esos días. Creo que hay una vivencia religiosa muy fuerte e intensa especialmente en la Semana Santa.

 

  • Usted es presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones en la Conferencia Episcopal Española. ¿Cuál es la misión de esta comisión?
  • Abarca muchas cosas, esta Comisión Episcopal de Migraciones incluye a los emigrantes que tenemos en Europa, incluso con más de 30 capellanías, los emigrantes y refugiados que vienen a España, el apostolado del mar, gitanos, circos y ferias, niños de la calle, mujeres de la calle, con todo el problema de tratas y un largo etcétera. Es un abanico de actividades que están integradas en esta comisión, aunque ciertamente la parte más importante es la realidad de este fenómeno que es el signo de los tiempos que son las migraciones.

 

  • ¿Cómo analiza la situación y el drama mundial que actualmente viven y padecen a miles de personas?
  • Es un drama terrible al que no podemos cerrar los ojos y será por desgracia un drama que no dejara de repetirse mientras no se ataquen la realidad en sus casas. Tenemos un mundo de mucha desigualdad, violento, donde todavía siguen existiendo guerras, persecuciones, hay fundamentalismos, radicalismos ideológicos que se convierten en terrorismo.

       Entonces hay muchas personas que escapan, unos del hambre, otros de la violencia, otros de la guerra, mientras sigan esas situaciones seguirán existiendo fenómenos como los que                     estamos  viendo y contemplando en este momento, una avalancha de refugiados como no había habido desde la II Guerra Mundial. Escenas como las que hemos presenciado del niñito                ahogado en la playa  sirven para conmover hasta las conciencias más duras, pero no podemos olvidar los miles de inmigrantes que tenemos, a veces en situaciones ilegales, a veces recluidos      en los centros de  internamiento, muchos inmigrantes que aunque no tenga el estatuto como tal de refugiados, a veces han llegado también huyendo del hambre y la pobreza haciendo                  travesías tremendas. Son situaciones muy duras, muy difíciles, que suscitan oleadas de solidaridad pero que tienen el peligro de que cuando pasa la noticia caemos otra vez en la indiferencia,      hay que se seguir atizando esta llama y hay que seguir demandando que se afronten los problemas de raíz y en sus causas para que realmente se puedan solucionar.

 

Entrevista completa en la edición impresa de Siete Días Jumilla