En clave de sol by Gustavo López

Hace unos días, hablando con un amigo, se lamentaba de que en Jumilla, decía él, cuando un clavo sobresalía, enseguida nos apresurábamos nosotros mismos a arrearle un martillazo y chafarlo. Y decía esto en clara alusión a que aquí, cuando alguien tiene éxito y la cosa le va bien, pues parece que hasta nos molesta, sin darnos cuenta que la opción siempre es desear que a los que están a nuestro alrededor les vaya bien, para que así, egoístamente, también nos vaya bien a nosotros. Lo demás es pura envidia y de la mala, porque yo no voy a negar, ni creo que nadie lo pueda hacer que, en mayor o menor medida, alguna vez hemos sentido envidia ‘de la sana’ al desear lo que otro ha conseguido, es y hace, pero siempre desde el punto de vista del elogio y del reconocimiento, no con la intención de pisarle el cuello para que no pueda respirar.
Nuestro pueblo, Jumilla, no es ni más ni menos que otros pueblos, y tampoco se comporta de ninguna manera especial. Simplemente es, y efectivamente lo comparto con mi amigo, pues a veces no entendemos que la gente destaque, algo que no es malo, ni mucho menos, sino todo lo contrario.


Nosotros desde Siete Días Jumilla, y yo personalmente desde este mismo espacio, siempre hemos defendido nuestras cosas y a nuestra gente, fomentando que, entre todos, hagamos crecer a nuestras empresas, que consumamos en los comercios de al volver de la esquina, que ahora que ha llegado la vuelta al cole, no nos hagamos con el nuevo material escolar o la ropa de la temporada en otro sitio que no sean las librerías locales o las tiendas de aquí, las de siempre, porque consumiendo en Jumilla estamos multiplicando exponencialmente nuestro pueblo, donde vivimos y de donde somos.
Está claro, que en la vida, en nuestro día a día, nos vamos a encontrar siempre con ‘clavos’ que van a sobresalir unos más que otros, y en lugar chafarlos y soltarles el martillazo, lo que debemos de hacer es aprender del que sabe, del que triunfa y lo hace mejor. Esa debería ser la actitud.
Así que, hay que trabajar, entre todos, para desterrar los falsos mitos sobre Jumilla, nada de pueblo de la mierda gorda y mucho menos lo de pisarnos la manguera unos a otros. El llamado jumillanismo debe de sobresalir en cada uno de nuestros actos.