Henry Ford fue el fundador de la compañía Ford Motor Company y el inventor de las cadenas de producción, cambiando en su momento las formas de producción.

La introducción del Ford T en el mercado automovilístico revolucionó el transporte y la industria. Fue un inventor prolífico que obtuvo 161 patentes registradas. Además, como único propietario de la compañía Ford, se convirtió en una de las personas más conocidas y más ricas del mundo, gracias a su capacidad de liderazgo y dotes empresariales.

Entre las muchas frases que se le atribuyen, hay una que en estos momentos rige infinidad de sesiones de coaching empresarial, y sobre la que se apoyan los pilares básicos y fundamentales del marketing: “Dejar de hacer publicidad para ahorrar dinero es como parar tu reloj para ahorrar tiempo”.

Pues bien, Henry Ford tenía y sigue teniendo toda la razón. Está claro que en estos tiempos que nos han tocado vivir el presupuesto para publicidad se ha reducido al haberse reducido también los beneficios y en consecuencia el dinero disponible para inversiones, pues la publicidad y promoción lo es, y si se hace bien, de las más rentables. Por ello, no se puede frenar en seco este tipo de inversiones ya que esto no provocaría otra cosa peor, como es el declive de la empresa hasta su desaparición.

En consecuencia, se debe seguir invirtiendo en publicidad pero optando por soluciones lo más efectivas y rentables posibles, apoyándonos en aquellos medios que sean los mejores para nuestros intereses, fomentando la imagen de marca, que al final, será la que soporte el éxito en el futuro, con imaginación, creatividad e innovación.

No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Porque lo que antes era válido, ahora ya no. Lo que antes se vendía solo, ahora necesita de ayuda, porque eso de que el buen paño en el arca se vende, ya no sirve.