Antonio José Martínez está actualmente cursando sus estudios en la ciudad belga becado con una Erasmus

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Las autoridades piden normalidad pero el nivel 4 de alerta se mantiene

Tras los trágicos acontecimientos sucedidos en París la noche del viernes 13 de noviembre, nadie ha quedado indiferente y sin opinión, a la hora de calificar los atentados terroristas que sembraron el pánico, el miedo y la desolación en el país galo.

En la búsqueda y captura de los autores de esta sangrienta matanza, por parte de las fuerzas de seguridad internacionales, el tiempo se detuvo en Bruselas, capital europea por excelencia y centro neurálgico de las grandes decisiones que afectan a los países pertenecientes a la Unión. Se cernió sobre la ciudad del Atomiun, desde el pasado sábado, un estado de emergencia que llevó a las autoridades belgas a decretar el nivel máximo de alerta en el país ante el riesgo de un inminente atentado terrorista.

De esta manera, atentos todos a los acontecimientos, se pudo contemplar con gran tristeza cómo la ciudad que alberga el gran aparato administrativo de la vieja Europa, se cerraba a cal y canto y los ciudadanos quedaban atrapados  en casa, esperando.

 

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Antonio José Martínez Gandía es estudiante de Ingeniería Aeronaútica y actualmente está becado con una Erasmus en Bruselas.

Para él la preocupación fue real cuando las autoridades decretaron el nivel de alerta 4, riesgo de atentado inminente, por lo que señala que está viviendo una “situación de encierro”, debido a las recomendaciones de las autoridades para no salir a la calle y  no asistir a eventos, y todo esto además llevó consigo, el cierre de todas las zonas comerciales, monumentos, el Metro, y desde el lunes, colegios y universidades. Precisamente, Antonio José Martínez señalaba que todos los días actualizaban información a las 19.30 horas, y les comunicaban que se retomaban las clases en la universidad, pero con medidas de seguridad extremas e identificados en todo momento.

La situación se vive, según Martínez Gandía con “miedo, temor y mucho respeto, aunque advierte también mucha seguridad, ya que la ciudad está tomada por militares y policías, con controles hasta para acceder al supermercado. Personalmente no tiene miedo, dice, aunque sí respeto, y sobre todo, impresionado al ver una ciudad como Bruselas, muerta, y con comboys blindados en las calles.

Asegura que quizás en España se dramatiza un poco, pero lanza un mensaje de tranquilidad a todos.