Día Mundial de la Protección de la Naturaleza

M.C. Cañete Vera

Con motivo del Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, el pasado domingo, Jumilla, Yecla y Cieza se unieron en un acto simbólico contra las macrogranjas. Había prevista una manifestación, pero finalmente se llevó a cabo este acto, atendiendo a las medidas de seguridad que marcan las autoridades sanitarias.
En el mismo tomaron parte integrantes de las Plataformas Salvemos Nuestra Tierra Jumilla y Cieza, Salvemos el Arabí y No a la Macrogranja en Pozuelo y Argamasón.
En un comunicado de prensa indican que “en vista de cómo se están desarrollando los acontecimientos y dada la creciente inquietud que se está generando en la sociedad realizamos este acto para expresar alto y claro que no queremos lo que se nos viene encima”. Añaden que “las industrias cárnicas deben saber que no son bienvenidas en nuestro territorio”. En cada municipio se dirigieron a las inmediaciones de distintos proyectos de macrogranjas que hay proyectos. Una vez allí se procedió a la lectura de un manifiesto.

Reivindicaciones

En el documento destacan, entre otras cosas: “Sería larga la lista de reivindicaciones que las cuatro plataformas quieren dar a conocer en este día, ya que, una vez más, empresas con fuerte impacto medioambiental y pobre impacto económico que, aunque tengan gran peso en nuestra región, quieren instalarse en nuestras tierras, contaminar nuestras aguas, nuestros cultivos, devaluar nuestras viviendas y un largo etcétera, instalándose poco a poco y sin hacer ruido. Acciones, todas ellas, que influyen de manera directa en nuestro bienestar y en el de futuras generaciones”. Por todo ello, reivindican políticas constructivas con el Medio Ambiente y “la rotunda negativa a la instalación de la ganadería intensiva en sus territorios, apostando por un modelo sostenible de nuestra ganadería tradicional, respetuoso con el medio ambiente”.


Terminaron con unas palabras del ex presidente de Argentina, el general Juan Domingo Perón, en un discurso en Madrid en 1972: “Ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional”.