Los trabajadores del centro de día realizan un seguimiento domiciliario de los 40 usuarios. La presidenta de Aspajunide Carmen Olivares, señala que estos centros «serán de los últimos en la desescalada»

El Centro de Día Miguel Marín Padilla permanece cerrado desde el decreto del Estado de Alarma y en cumplimiento de las medidas estipuladas y pautadas igualmente por la Comunidad Autónoma y el SMS a través del IMAS, “por seguridad y por evitar contagios en un colectivo especialmente vulnerable y de alto riesgo”, señalaba Carmen Olivares Flores, presidenta de ASPAJUNIDE, la asociación que gestiona dicho centro.


No obstante, a todos sus usuarios, un total de 40, durante todo el confinamiento se les está haciendo un seguimiento “diario, puntual e individual” de todas las personas mayores, por parte de los profesionales del centro para ver el estado en que se encuentran.
Olivares Flores destaca que los profesionales que visitan y siguen a los usuarios en sus domicilios, tanto los enfermos como los familiares, tienen “muchas ganas de volver a la rutina de sus actividades”, primero por la parte de sociabilización que comporta para ellos y segundo, porque para los familiares tiene que estar resultando “duro y complicado” el no disponer del “respiro o alivio familiar”, tan importante en el caso de los cuidadores de todos aquellos enfermos dependientes. Asegura que los familiares lo están asumiendo “muy bien”
El 13 de marzo fue el último día en el que el centro Marín Padilla prestó sus servicios a los cuarenta usuarios que tienen plaza.
Se prevé también una desescalada para este tipo de centros, aunque la presidenta de ASPAJUNIDE Carmen Olivares, señalaba que este colectivo, el de las personas mayores, “será de los últimos en recuperar su actividad hasta que la situación esté, sino al cien por cien, sí controlada, porque son los más vulnerables y además con patologías previas y asociadas a la edad”.