Cayetano Herrero González. Nazareno de Honor 2018
La Semana Santa para los jumillanos en general, es la gran fiesta de nuestro pueblo, mirándola desde varios puntos de vista, religioso, familiar, festero y turístico. En la mayoría de las casas pertenecemos a varias hermandades y vivimos de un año para otro trabajando y esperando que llegue el mes de marzo o febrero, para subir al monasterio de Santa Ana a bajarnos al Cristo Amarrado a la Columna.
Esto se acrecienta si tienes el honor de haber sido nombrado Nazareno de Honor de ese año. Es especial para ti pues emociona recibir el más alto reconocimiento de la Junta Central de Hermandades. Te sientes como un ser especial arropado por tu cofradía, en mi caso por la Guarda del Cuerpo de Cristo que fundamos hace unos pocos años con un grupo de amigos y que se ha convertido en una gran familia, junto con la Cofradía del Rollo, a la que pertenezco desde que nací, heredada de mi padre al ser fundador de la misma. En marzo de 2018 me entregaron la Pértiga de Oro de la Cofradía, que es la máxima distinción que se concede. Me sentí muy arropado por el resto de compañeros de las diferentes hermandades. Mi familia también hizo gran esfuerzo para que todo saliese bien y te hacen pasar unos meses repletos de emociones y cariño.
En mayo de 2018 la Secretaría de Estado de Turismo otorga el reconocimiento de Interés Turístico Internacional a la Semana Santa de Jumilla, que recibimos con una gran alegría ya que llevábamos un par de años preparando el expediente, bajando a Murcia de reuniones, para que todo saliese perfecto en la preparación del complicado expediente, del que tuve el honor de trabajar, con apartados sobre la historia de nuestra Semana Santa, cofradías, imaginería, monumentos, gastronomía, música, restaurantes, bares, hoteles, visitantes, etc.
El 2 de febrero de 2020, nueve meses después, en el Teatro Vico de Jumilla, la secretaria de Estado de Turismo Isabel Oliver entrega el diploma que acredita el reconocimiento de Interés Turístico Internacional para la Semana santa de Jumilla. Un maravilloso día que nos pone a todos por las nubes. Nos encontrábamos celebrando ya actos culturales y religiosos y casi en vísperas de dar comienzo a nuestras procesiones. Pero, todo está muy bien, hasta que llega el gran desastre, la pandemia de la Covid 19, donde todo se derrumbó.
Semana Santa, tras Semana Santa, pueblos, capitales, Cabildos, Juntas Centrales…, van suspendiendo las procesiones de Semana Santa en toda España. Era increíble, ¿cómo podía suceder una cosa así? cuando en plena Guerra Civil, en Jumilla se seguían celebrado nuestras procesiones y este año no vamos a salir a la calle con nuestras túnicas y nuestras queridas imágenes, por culpa de un “bicho”, que no conocemos, que no vemos, que no sabemos por dónde anda, pero que enferma a la gente y en algunos casos mata.
Estamos ya a seis meses de la próxima Semana Santa y empezamos a tener dudas si volveremos a repetir tan amarga experiencia de no volver a salir y que algunos casos como es el de mi cofradía, tampoco salimos en el 2019.
Pero cuando llueve siempre escampa y tenemos que mirar al cielo y ver salir el sol, aunque sea con alguna nube, pero tengo que ver después de tres Semanas Santas a mi Cristo Yacente, del Monasterio de Santa Ana, sacarlo de su Ermita del Huerto y procesionar entre hachones de fuego, con devoción y respeto en la tarde del Sábado de Gloria, seguido por su Madre la Santísima Virgen de las Penas, estrenando sus andas restauradas, en los hombros doloridos de nuestras Damas de Santa Clara. Sí, la tengo que ver ya y mirarle a los ojos y decirle ¡guapa!, y llegar a la Ermita de San Roque y gritar ¡viva el Cristo de la Redención! y apretarle la mano a su presidente. ¡Sí! , la tengo que ver ¡ya!