La  lucha por la  emancipación de las  mujeres  forma parte de la lucha de clases, y está ligada de forma indisoluble a la lucha por la destrucción del sistema que nos explota, el capitalismo.   Al mismo tiempo,  es necesario desarrollar un proceso que tenga como finalidad la destrucción de todo un aparato ideológico que establece la supremacía masculina frente a la inferioridad femenina como algo natural.dorian

Es imprescindible darle un carácter clasista a la lucha de las trabajadoras, porque  terreno cedido es terreno perdido.  El terreno cedido  será  ganado por  organizaciones políticas que haciendo  la vista gorda al carácter de clase de nuestra problemática,  reducirán la lucha  a un asunto exclusivo de género o interclasista. Y  La emancipación de las mujeres – y de los grupos cuya subyugación social se relaciona con el patriarcado- no podrá realizarse en el seno del capitalismo, en tanto que la opresión patriarcal es consustancial al capitalismo.

Por eso, desde el PCPE llamamos a las mujeres trabajadoras a organizarse a la ofensiva, con combatividad,  en sus centros de trabajo, en las organizaciones sociales a las que pertenecen.

Llamamos a las mujeres obreras a sumarse al PCPE y  a luchar por empleos y  salarios dignos e iguales a los de los hombres, guarderías, lavanderías, atención médica y educación gratuitas y universales.

Queremos poder decidir sobre ser o no madres, algo hoy al alcance solo de las burguesas, lo queremos para nosotras, mujeres trabajadoras.

Queremos la socialización de todo el trabajo socialmente necesario.

 

La única emancipación posible como clase y como género pasa por  la superación del capitalismo hacia un modo de producción en el que las capacidades creativas de la humanidad estén al servicio de las necesidades humanas y no de la maximización del beneficio. Para este objetivo la participación de la parte femenina de la clase obrera es imprescindible.

Nuestra salida o abandono del mercado de trabajo guarda relación directa con  la imposible conciliación de vida familiar y laboral,   tiene rostro de mujer el 97,2% de quienes permanecen fuera del mercado laboral por razón de cuidados. Así,  la naturalizada división sexual del trabajo  hace que la participación  de las mujeres en el mercado laboral  esté  estructuralmente por debajo de la de los hombres.

La precariedad femenina se sustenta en peores condiciones de trabajo, peores  salarios, mayoría de contratos a tiempo parcial e invisibilización y desvalorización de nuestra fuerza de trabajo, en la producción y en la reproducción y así  pese a la incorporación a   la actividad  económica remunerada  las trabajadoras   difícilmente  podemos  obtener los recursos económicos suficientes que  garanticen   nuestra  independencia económica.

Con la crisis se refuerza  la división sexual del trabajo,  cuando  se recortan guarderías, hospitales de día o atención a la dependencia, será sobre las  espaldas de las mujeres  trabajadoras sobre las que recaigan esas tareas y  se profundiza  nuestra doble dependencia familiar en cuantas cuidadoras  y en cuantas marginadas del trabajo asalariado. Asumiremos  esas tareas de cuidado de familiares en exclusiva,   en un constante y casi  imposible equilibrio  con el mundo laboral.

 

No queremos una igualdad formal de oportunidades en la esclavitud salarial. El modo más cabal de ser mujer y trabajadora en un sistema de explotación que no hemos elegido es  adquirir conciencia de nuestra condición de doblemente oprimidas  y  pasar  a la organización de nuestra fuerza revolucionaria para  cambiar la sociedad.

 

NO, mientras las cifras del INE digan que el desempleo femenino sigue siendo superior al masculino en, al menos, 3 puntos porcentuales.

NO, mientras sigan existiendo categorías profesionales feminizadas e infravaloradas.

NO, mientras las mujeres sigan teniendo que optar por jornadas a tiempo parcial por no ofrecerles  las de tiempo completo.

NO, mientras el trabajo femenino se siga considerando como algo subsidiario del trabajo masculino,  proveedor y sustentador principal en el ámbito  familiar.

NO, mientras siga existiendo el “techo de cristal” que evita el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad a pesar de estar igual o más preparadas que sus compañeros masculinos.

NO, mientras el tener hijas e hijos  sea un freno para contratar a las mujeres.

NO, mientras la brecha salarial se sitúa por encima del 31%

NO,  mientras las mujeres accedemos  mayoritariamente a pensiones no contributivas

NO, mientras la pobreza y mayores tasas de exclusión también tienen género

NO, mientras el aspecto físico según los cánones estéticos   sea la cualidad más tenida en cuenta para contratar a una mujer

NO, mientras se intensifican las  discriminaciones  de género

No, mientras  se  exacerba  la explotación de la mano de obra femenina.

 

Viva la lucha de las trabajadoras

8 de marzo, de lucha y combativo

Por la derrota del patriarcado, acabemos con el capitalismo.

Por la construcción de una sociedad nueva de hombres y mujeres libres

Por el socialismo, por el comunismo.

www.pcpe.es