Editorial

Por desgracia, hay ocasiones en las que el mundo nos depara noticias fatales que demuestran lo incomprensible que puede llegar a ser el comportamiento de las personas. En este sentido, nos encontramos con guerras sin sentido, el reparto injusto de los bienes, creando nosotros mismos un mundo rico y otro pobre. Demasiado a menudo se abren los telediarios con tragedias humanitarias provocadas por la inmigración, auspiciada por la desesperación que el propio ser humano es capaz de crearse a sí mismo.


Pero además de todo esto, también nos enfrentamos a accidentes que en un principio no provoca nadie, pero que son capaces de despertar multitud de interrogantes en un mundo que se hace llamar desarrollado. En este sentido, la tragedia del incendio de todo un edificio gigantesco en Valencia, con más de 100 familias, y por lo tanto cerca de medio millar de afectados, una vez más nos obliga a tener que frenar y bajarnos de la vorágine del día a día, y pone sobre la mesa que no todo es trabajar, ganar, poder, dinero y aspectos materiales. Este tipo de cosas nos ponen cara a cara con la realidad de la vida, de la que nadie estamos libre y a todos nos iguala.
La solidaridad ante la guerra, la inmigración, la pobreza o accidentes como este de Valencia, siempre es la mejor opción. Todos somos Valencia y ahora los gobiernos de cualquier estamento, deben estar a la altura.
Desde Siete Días Jumilla, mostramos nuestro dolor por las víctimas, las que han perdido todo lo material y mucho peor, las que han perdido la vida, así como solidaridad y apoyo.