En clave de sol by Gustavo López

La pasada semana me despedía en este mismo espacio, con el deseo de que los cambios introducidos en la romería permitieran un aumento de asistentes, y sobre todo, devolver el explendor que antes tenía a lo largo de todo un fin de semana. En este sentido, y a pesar de lo fatídica que resultó la tarde del sábado, con la terrible tormenta de granizo sufrida, lo cierto es que, el domingo, se pudieron ver a muchos más asistentes en Santa Ana que quizá también alargaron algo más su estancia que en ediciones anteriores. Esto, sin duda, anima a seguir trabajando en esta línea, donde igualmente, la Asociación de Caballistas debe de volver a su apuesta potente y decidida como venía haciendo.
Otro tema es el autobús que este año ha sido sustituido por una furgoneta de nueve plazas y que creo que se quedó muy corta, ya que éste es un evento que debe de tener un buen servicio de movilidad, teniendo en cuenta que hay que hacerlo accesible, algo que ahora deja mucho que desear.


En cuanto a lo que es el momento previo al inicio de la subida a Santa Ana, tras su paso por San Agustín, hay varias cosas a las que creo que habría que darles una vuelta, si realmente queremos un acto que tenga algo de organización, y que no parezca, como pasa ahora, que se improvisa poniendo a uno detrás de otro y que sea lo que Dios quiera. Me estoy refiriendo a que el traslado del Cristo de la Columna desde Santiago hasta su despedida en San Agustín, es una procesión, y como tal, debe ser organizada, donde vaya primero el estandarte de la hermandad, la banda de los Armaos, el pueblo y fieles, a continuación, la imagen de Salzillo, para terminar justo detrás con la presidencia de autoridades civiles y religiosas, y cerrando la banda de música. Eso es lo que debería ser. Sin embargo, el Cristo lo ponen justo detrás de la banda de cornetas y tambores, y seguido todos los acompañantes, lo que hace que la presidencia y la banda de música la dejen a 300 metros de la imagen, lo que resulta todo un disparate, o algo lógico cuando no se cumple un orden y un concierto.
Por lo tanto, propongo que al año que viene, si consideran seguir con la misma organización del momento de la procesión, que prescindan de la banda de música, ya que nadie le hace ni caso, y la gente lo que quiere es ir detrás del Cristo y punto. Así, no obligarán a pegarse el madrugón a los jóvenes músicos y de paso, el Ayuntamiento podrá disponer de más actuaciones de convenio que ahora están muy faltos de éstas.