Editorial
Ni qué decir tiene que el presupuesto en un ayuntamiento es quizá la mejor herramienta de la que se puede disponer para que se puedan hacer cosas. Es por ello, que el pleno en el que se debaten, sea de los más importantes del año, por no decir que es el que más.
Cuando hay mayoría absoluta en el equipo de Gobierno de turno, pues las cuentas se hacen al antojo precisamente del que gobierna. Sin embargo, cuando se está en minoría, pues es necesario pactar, acordar o jugárselo todo a una carta como pasó el ejercicio anterior, donde la alcaldesa confió en recibir el apoyo por arte de magia y al final se vivió, por primera vez, una cuestión de confianza que nos hizo más famosos que a la Sole con su mechero, pero al final, como le pasaba al tenista John McEnroe, «la bola entró», se aprobaron los presupuestos tal y como fueron presentados, y aunque esto pasó casi comiéndonos las pelotas de Navidad, sirvieron para acabar el ejercicio, no sin antes sufrir problemas informáticos con el volcado, lo que todavía atrasó más su entrada en funcionamiento.

En esta ocasión, el trabajo previo en ‘cocinas’ ha dado como fruto la aprobación del presupuesto del Ayuntamiento de Jumilla para 2025 gracias a la esperada abstención de Vox. Todo según lo previsto y sin los sobresaltos que se vivieron la vez anterior.
Al final, ‘habemus presupuesto’ para este año, donde se recogen muchas peticiones e imposiciones de Vox y el rechazo de todas las enmiendas de la oposición.