En clave de sol by gustavo López

Hay momentos en la vida de los pueblos que parecen pequeños a simple vista, casi anécdotas. Pero, si uno mira con un poco más de calma, descubre que esconden un significado más profundo, un gesto simbólico que dice mucho sobre quiénes somos y hacia dónde vamos. La participación de un jumillano como cabo en una escuadra de las Fiestas de la Virgen de Yecla es uno de esos momentos. Algo que nunca había ocurrido antes. Algo que parecía improbable. Hasta imposible diría yo, Y sin embargo, aquí está: hecho, vivido y compartido.
Para entender su trascendencia, hay que comprender lo que suponen estas fiestas para Yecla. No son solo una celebración más del calendario, sino que más bien son todo un ritual de identidad que se repite ya 400 años.
Por eso, que ese papel lo haya tomado un jumillano tiene un significado muy especial. En un tiempo en el que tendemos a poner fronteras a todo, aunque sean simbólicas, este gesto ha hecho lo contrario y las ha difuminado. Ha demostrado que la tradición no se rompe cuando se abre, sino que se fortalece.


El pasado sábado, se realizó el pregón de las fiestas y antes, se presentó a los representantes de la compañía Martín Soriano Zaplana, con los mayordomos del bastón y de la bandera, y los cabos de todas las escuadras, algo que supuso todo un torbellino emocional personal. Mi padre era de Yecla, y mi madre de Jumilla, y quizá esa mezcla sea ahora la ‘culpable’ de todo. Ya que el tirón de la sangre es imposible pararlo.
Este año, con el 25 aniversario de Siete Días Jumilla, que hemos celebrado juntos, ha sido muy especial, y ahora, junto a mi familia, pues vamos a poner esa guinda personal y un poco sentimental que también que va a estar llena de emoción, por lo que quiero dar las gracias a mis compañeros de escuadra, que me han acogido desde el primer momento con un cariño enorme, a la Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción, a la alcaldesa de Yecla y autoridades, a los medios de comunicación de la vecina localidad, y sobre todo a los yeclanos, porque no debe de existir rivalidad, ni mucho menos, sino que hay que estrechar los lazos entre las dos poblaciones de una comarca que tienen en común muchas más cosas de las que creemos, e igualmente, las necesidades y reivindicaciones son en muchos casos compartidas.