Odontólogo Colegiado nº 797
En verano, solemos relajar nuestras costumbres y rutinas, algunas básicas del día a día, por ejemplo, el cuidado de nuestra boca. Al menos así se desprende de un reciente estudio realizado por unos conocidos laboratorios, que afirma que uno de cada cuatro españoles deja de cepillarse los dientes en sus vacaciones, hecho que, unido a dietas desequilibradas y la ingesta de productos con exceso de azúcar, favorece la aparición de infecciones, gingivitis y caries. A esta circunstancia, se suma el incremento en los traumatismos dentales, que en verano se elevan casi un 30% respecto al resto del año, como consecuencia directa de la práctica de deportes al aire libre y el aumento de accidentes de circulación.
Algunos especialistas aseguran que la época de vacaciones es una de las de mayor riesgo para la salud bucal, ya que es muy propicia para el abandono temporal de los hábitos de higiene diaria por la alteración de los horarios, el olvido del cepillo o la imposibilidad de lavarse los dientes cuando pasamos el día fuera de casa. Si a esto añadimos el abuso de bebidas azucaradas y helados; el aumento en el consumo de tóxicos como café, tabaco y alcohol y una alimentación desequilibrada, estamos favoreciendo la proliferación de microorganismos en la boca.
¿Y la deshidratación puede afectar a la boca?
Además, durante estos meses, el incremento de las temperaturas puede provocar cuadros de deshidratación, con un efecto directo sobre la salud oral.
Cuando una persona se deshidrata, su capacidad de salivación disminuye, por lo que no puede arrastrar los residuos de comida que quedan en la boca. Al mismo tiempo, la saliva pierde parte de su capacidad como desinfectante local, dando lugar a procesos de gingivitis y periodontitis y, en casos extremos, aftas y xerosis (sequedad) oral con sobreinfección por hongos. Para evitar la deshidratación, se recomienda beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua.
Aumento de los traumatismos dentales
El verano equivale a aire libre. Por ese motivo, la práctica de deportes -sumada a la influencia de los accidentes de tráfico- ayuda a aumentar el número de traumatismos dentales en verano, que se incrementan hasta un 30% respecto al resto del año.
En el caso de los deportes de contacto y otras actividades al aire libre, como montar en bicicleta, el 80% de los traumatismos se producen en la parte superior de la boca, principalmente en los incisivos centrales y laterales y son más frecuentes en niños; mientras que en los accidentes de tráfico, los motoristas son el colectivo con mayor riesgo.
En la mayoría de los casos, se trata de fracturas dentoalveolares y de luxaciones, en las que se ven afectadas las estructuras de soporte del diente, lo que provoca su movilidad o desplazamiento.