José Ramón Sánchez. Odontólogo Colegiado nº 797
Durante la vida de la mujer, y principalmente por razones hormonales, hay periodos concretos en los que las encías van a estar más susceptibles a la inflamación y, por lo tanto, se eleva el riesgo de sufrir enfermedades bucales. Una adecuada estrategia preventiva, diseñada por el dentista o el periodoncista, minimizará estos riesgos.
Incluso, existen patologías propias de una situación determinada en la mujer, como la gingivitis gestacional o gravídica, que afecta a la mayoría de embarazadas y que se caracteriza por la hipertrofia de las papilas interdentales y un aumento notable de la vascularización. Esto produce sangrado (a veces espontáneo, incluso durante la masticación), predispone a la caries dental y a sufrir problemas infecciosos.
En la pubertad pueden desarrollarse signos marcados de inflamación en las encías, sin un aumento claro en los niveles de placa bacteriana. Se denomina ‘gingivitis puberal’ y está asociada a los incrementos de las hormonas sexuales, estrógenos y progesterona, que ocurren alrededor de los 12 años. Estos cambios hormonales producen un incremento de la circulación sanguínea en las encías, lo que favorece una respuesta inflamatoria exagerada a la acción de las bacterias, siendo habitual el sangrado. Se trata de una situación generalmente transitoria, y reversible tras la pubertad, al menos de forma parcial. La eliminación de la placa bacteriana mediante instrucciones de higiene adecuada y/o profilaxis dental son los factores clave para controlar los síntomas.
Ocasionalmente, algunas mujeres padecen gingivitis menstrual, presentando sangrado e inflamación en las encías con tono rojo brillante así como úlceras en los carrillos. La gingivitis menstrual ocurre justo antes de la menstruación y desaparece una vez que esta ha empezado.
Los anticonceptivos orales están compuestos por hormonas sintéticas similares a los estrógenos y progesterona. Estas hormonas se asocian a un aumento de la inflamación de las encías (similar a la que ocurre durante el embarazo), que si se mantiene en el tiempo puede conducir a daños irreversibles en los tejidos que rodean y sujetan a los dientes. Por ello, es recomendable que las mujeres que tomen anticonceptivos orales controlen sus encías con su dentista y periodoncista.
La inflamación de las encías aumenta durante la gestación, y suele desaparecer habitualmente tras el parto, lo que se conoce como gingivitis del embarazo o gravídica.
Aunque es muy frecuente, los estudios actuales muestran que menos del 1% de las embarazadas manifiestan gingivitis gravídica si al empezar el embarazo no presentan gingivitis; sin embargo, si se tiene inflamación gingival antes del embarazo, la frecuencia de aparición aumenta hasta el 36- 100% de los casos.
En la menopausia se reducen tanto los niveles de estrógenos (disminuyendo el efecto antiinflamatorio de estas hormonas en la encía) y de progesterona (reduciéndose la densidad ósea y apareciendo la osteoporosis). Se producen alteraciones significativas en los tejidos de la boca, con una menor secreción y cambios en la composición bioquímica de la saliva, y desórdenes en la flora bucal.