José Ramón Sánchez. Odontólogo Colegiado nº 797
El estrés que padecen los niños actualmente, causado por los días llenos de actividades o la tensión provocada por los horarios, afecta de forma ‘alarmante’ a su salud bucodental, causando diferentes problemas, según aseguran distintos especialistas.
El estrés y la tensión que el niño padece durante el día que libera por la noche en forma de bruxismo. Esta enfermedad consiste en rechinar los dientes inconscientemente. Generalmente es durante la noche, aunque en ocasiones también se da por el día, y lo que provoca es el desgaste de las piezas dentales y dolores en el cuello, cabeza, columna vertebral y en las articulaciones mandibulares.
El estrés también es causante de la enfermedad periodontal. Según los expertos, la ansiedad puede provocar inflamación y sangrado en las encías, que puede derivar en el desarrollo de gingivitis (enfermedad crónica de las encías) con dolor al cepillado y una mayor sensibilidad dental. Las caries dentales también se producen por estrés, siendo este la segunda causa que las provoca después de la acumulación de placa bacteriana. Con el estrés aumenta la acidez de la saliva atacando al esmalte de los dientes, la capa natural que los protege.
Boqueras, herpes labiales y aftas pueden producirse también por estrés. Las boqueras son más frecuentes en niños y adolescentes porque en su afán de contrarrestarlas humedecen inconscientemente los labios empeorando la situación; y los herpes se generan cuando el organismo tiene menos defensas como en los periodos de estrés, por ejemplo. Si el niño sufre estrés quizá coma a un ritmo muy rápido, lo que le va a generar problemas de estómago y malas digestiones que se traducen en mal aliento.
Se recomienda comprobar si la encía sangra al comer o cepillarse, o si cambia de color, aparece amoratada, se hincha o cambia de forma; también hay problemas si hay mal aliento o si existe sensación de movimiento en los dientes o separación.
Los dentistas no podemos hacer mucho para reducir el estrés, simplemente recomendar a los niños y sus padres que lleven un ritmo de vida más relajado. Pero lo que sí podemos hacer es insistir en que cumplan con el cepillado diario de dos a tres veces, y también recordarles que deben acudir a las revisiones periódicas para que podamos poner solución a sus problemas.
En la etapa infantil es importante cumplir con las revisiones para ver si el desarrollo bucal se está produciendo correctamente, y más aún si el niño padece estrés, para que podamos ponerle solución a los problemas derivados. Para el bruxismo existen férulas de descarga que evitan el contacto entre los dientes superiores e inferiores, o realizar tratamientos con ortodoncia en el caso de que afecte a la colocación de los dientes.
Respecto a la edad en la que surgen estos problemas, los expertos afirman que depende de la persona y del entorno que tenga el niño, pero generalmente ocurre desde los 8-9 años hasta la época adolescente, con 14 o 15 años, puesto que al ir creciendo van adquiriendo más responsabilidades y ello conlleva más estrés.