Si me propusiera escoger sólo un color, o un aroma, un sabor, una textura o un tamaño, hoy, en este preciso momento diría con total seguridad que prefiero el color verde, me decanto por el olor de las rosas, el sabor dulce, todo lo que sea liso y, por no ser muy pretencioso, me quedo con el tamaño mediano. De esta forma, será muy probable que muchos de ustedes coincidan al cien por cien conmigo, o quizá que solo en algunos casos coincidamos. También puede que sus gustos no tengan nada que ver con los míos, pero eso, para nada quiere decir que yo sea mejor o peor que ustedes, ni mucho menos.
Pero si a estas preguntas ‘inocentes’ añadiéramos ahora una categoría sexual y preguntáramos qué te gusta más, si heterosexual, homosexual, bisexual, transexual, intersexual… seguro que la percepción cambiaría.
Ahora, si eres una persona respetuosa y tolerante, tranquilo, porque aquí no pasa nada, pero si por el contrario solo aceptas lo tuyo, te crees que tus gustos han de ser únicos y que el resto, hay que hacerlo desaparecer de este mundo, pues sin pensarlo mucho, estaríamos pintando todo de color verde, solo oleríamos a rosas, y cualquier alimento que nos echáramos a la boca estaría siempre dulce. Todo sería liso y plano y no habría nada ni grande ni pequeño, porque todo sería mediano.
Si este mundo en el que vivimos fuera como los irrespetuosos pretenden, no habría un ganador, sino que todos perderíamos. Perderíamos como personas y como sociedad.
La diversidad es real, existe, y pretender ocultarlo, negarlo o luchar contra esto es solo de seres irrespetuosos.
Desde aquí todo nuestro a apoyo a las personas, a todas sin excepción, les guste el color que prefieran o el sabor, y por supuesto, amen a quien amen. El ataque que se produjo al mural LGTBI de la avenida de la Libertad no deja de ser una propia falta de respeto a quienes la hicieron y ha quedado más que claro que aquí no tienen cabida, porque cada cual puede pensar lo que quiera, pero siempre con el respeto como norma fundamental.