José Ramón Sánchez. Odontólogo
Colegiado nº 797
En verano, la mayoría de pacientes suelen pasar infinidad de horas en remojo. A lo largo del día, los chapuzones son verdaderamente frecuentes, puesto que nos ayudan a quitarnos de encima el calor, el sudor y el exceso de radicación solar. Aunque bañarnos en la piscina es totalmente saludable para nosotros, una prolongada exposición al cloro puede afectar nuestros dientes. Existen riesgos que comporta un exceso del cloro de las piscinas para nuestros dientes.
La salud dental del nadador
La mayoría de nadadores se sorprenden al conocer los efectos potencialmente corrosivos que los productos químicos del agua de las piscinas pueden tener sobre los dientes. El mantenimiento de una piscina es realmente laborioso: regular la temperatura, el nivel de cloro y equilibrar el nivel de pH. Cuando éste último no está correctamente equilibrado, los dientes del nadador pueden estar expuestos a niveles de acidez excesiva. Y, ¿cuáles son los diferentes problemas que pueden aparecer?
Según estudios norteamericanos sobre la temática, se ha observado en los últimos años una tendencia altamente común entre los equipos de natación: la decoloración de los dientes. La verdad, con el paso del tiempo, se plantea que la constante exposición al cloro incentiva la coloración marrón de los dientes delanteros de los nadadores.
Tal y como indica un artículo de la Academia de Odontología Americana, “los nadadores que a menudo nadan más de seis horas a la semana, exponen sus dientes a grandes cantidades de agua tratada químicamente, ya que los aditivos como antibióticos dan al agua un pH superior al de la saliva, haciendo que las proteínas salivales se descompongan rápidamente y formen depósitos orgánicos en los dientes. Como resultado, se crean depósitos duros o sarro marrón que aparece predominantemente en los dientes delanteros”.
La composición del agua de la piscina también puede debilitar el esmalte dental, sobre todo si los niveles de pH son inferiores a 6.
La erosión dental también constituye uno de los principales problemas del nadador, por lo que se recomienda fluorar los dientes regularmente para evitar dicha posibilidad.
Aunque estos problemas no suelen aparecer en los nadadores casuales, es recomendable que, sobre todo aquellos pacientes que disponen de piscina en su domicilio, la mantengan adecuadamente. Tomar las medidas adecuadas permitirá evitar una severa y rápida erosión del esmalte dental, especialmente si se nada en ella de forma frecuente. Por lo tanto, si los niveles químicos no son mantenidos rigurosamente, el agua de la piscina que contacta inevitablemente con los dientes puede causar una seria erosión del esmalte.