Tienen grandes expectativas respecto a los vinos de esta añada
El equipo técnico de la bodega ha confirmado que la campaña dejará menos kilos de uva
Bodegas San Isidro BSI, uno de los principales elaboradores vitivinícola de la DOP Jumilla, ha empezado a cortar los primeros racimos de la vendimia 2019.
La bodega jumillana arranca la vendimia con una importante novedad, como es la incorporación del reconocido enólogo Pablo Ossorio como asesor integral del equipo técnico. “Es una apuesta por el continuo compromiso con la calidad de nuestros vinos, con la variedad Monastrell y el nombre de Jumilla, que viene a unirse a la asesoría de Ignacio de Miguel y Salvador Manjón”, explica el gerente de BSI, Joaquín Hernández, que se muestra entusiasmado con las posibilidades de los vinos de 2019, que los consumidores podrán conocer, en su versión joven, dentro de unos meses. “Lo que supone un paso más allá en la consecución de la filosofía marcada por la empresa: Adaptarnos al consumidor de BSI”, indican.
Las uvas que cultivan sus centenares de socios empiezan a alcanzar la madurez óptima, por lo que las cuadrillas de vendimiadores han recogido las primeras uvas. La variedad Merlot ha sido la primera en vendimiarse y a ella se irán sumando el resto, para concluir en el mes de octubre con los últimos racimos de Monastrell.
El equipo técnico de la bodega confirma que la campaña 2019/20 dejará menos kilos de uva, a causa, fundamentalmente, del régimen de precipitaciones vivido este año agronómico.
También indican que “ha sido un año con menores lluvias de lo habitual, sin embargo, las parcelas de BSI, en estricto secano, plantadas en vaso y vendimiadas a mano, se encuentran con una sanidad excepcional y la uva ha madurado lentamente, lo que hace a los enólogos tener unas grandes expectativas respecto a los vinos que nacerán de esta añada”, señalan desde Bodegas San Isidro.
Un sistema de retribución de la uva en función de su calidad
Desde hace varios años, Bodegas BSI tiene implantado un sistema de retribución de la uva en función de su calidad. Esto le ha permitido alcanzar los máximos niveles de calidad en el fruto, como exigencia de los propios viticultores, lo que se traduce en vinos reconocidos por el consumidor.