Editorial

Con la imposición de ceniza, que este año el Obispado ha sustituido por un menos glamuroso “dejar caer sobre la cabeza”, se da oficialmente el pistoletazo de salida a las actividades previas que tienen que ver con la Semana Santa. Y el mejor ejemplo lo tenemos en la página 4 que abre esta edición, donde vemos como ha comenzado ya la efervescencia de las hermandades, la propia Junta Central y la Asociación de Tambores, que ha estado retenida durante los últimos 24 meses y que ahora pretende dar rienda suelta, llegando también los temidos solapamientos que hacía ya bastante tiempo que no se daban, pero que de nuevo están aquí y nos van a acompañarnos durante las próximas semanas, ya que la agenda se presenta bastante apretada, con varios conciertos, presentaciones, revistas, pregones, reconocimientos, traslados y numerosos actos que organizan los entes principales de la Semana Santa y tambores, así como las cofradías y hermandades que están con ganas después de pasarse dos años calentando en la banda por si salían.


La Semana Santa de Jumilla tiene un destacado papel cultural y social que se une al religioso y espiritual, que se celebra desde ayer mismo, y hasta el Viernes de Dolores, donde muchas veces se peca de primar la cantidad por encima de calidad, algo que debe de ir cambiando ya que el Interés Turístico Internacional debe de obligar a ello.
Preparen sus agendas porque la Cuaresma Santa ha llegado y ha venido para quedarse.