En clave de sol by Gustavo López
En los tiempos que vivimos y en el sistema que nos hemos impuesto, la política ocupa un papel muy importante, y aunque muchas veces nos encontremos con gente a los que les guste presumir de ser apolíticos, eso no deja de ser una fachada irreal, porque al final, para bien o para mal, todos tenemos nuestras ideas y sentimientos, aunque alejándose del fanatismo, unas veces sea para defender a unos, y otras sea para criticar a los mismos que antes hemos defendido.
Como todo, la política bien utilizada y bien entendida, es buena y beneficia a la sociedad. Pero, por el contrario, cuando no se hace un buen uso de ella y se hace partidismo, pues se crean situaciones que no son deseables y se convierten en malas y negativas.
Sin ir más lejos, esta misma semana, durante el incendio que se produjo en Jumilla, junto al término de Hellín, en el paraje de la Patoja, pude presenciar personalmente lo efectiva que es la coordinación entre administraciones, donde estaban alrededor de una misma mesa de coordinación, el Ayuntamiento con la alcaldesa, la comunidad con el consejero de Agricultura y Emergencias, y el delegado de Gobierno en representación del Estado. Además, se unieron el primer edil de Hellín, otros responsables políticos de Castilla la Mancha, y técnicos de ambas provincias. Todos pusieron de cuanto disponían para lograr el objetivo final, que era sofocar lo antes posible un incendio que podía haber ido a más y haberse convertido en un verdadero desastre.
Pero de la misma manera que la coordinación existió, también se vivió el mal rollo, al tratarse de políticos de diferentes administraciones y de diferentes partidos, que muchas veces confunden los aspectos más básicos del respeto institucional. Porque para un responsable regional debe de ser prioritario mantener una relación fluida con el alcalde o alcaldesa de un pueblo, le caiga bien, mal o regular, y no por él, sino por los ciudadanos a los que al final se deben.
Y casos de estos de falta de respeto a los jumillanos en definitiva, hay varios por desgracia, y si no que se lo cuenten a los organizadores del Festival de Folklore, que después de 40 años utilizando el Cifea como hospedaje de los grupos, este año se lo han ‘impedido’ desde Murcia por mandato divino por el simple hecho de ser Jumilla quien lo pedía, fastidiando así a los jumillanos de forma injusta, demostrando lo malo que puede ser el partidismo y poniendo de manifiesto una vez más que a ‘Jumilla, ni agua’.