En clave de sol By Gustavo López
La Gran Cabalgata del Vino de Jumilla se ha convertido en la máxima representación del júbilo, la fiesta y la diversión. Es un broche magnífico a todos los actos que organiza la Federación de Peñas, que no se parece a cualquier otra cosa de las que lleva a cabo, y que después de varios años siendo lo que es, considero que está demasiada falta de cariño. De hecho, hay muchos jumillanos que la odian, e incluso la repudian y critican, pero independientemente de que se participe o no, lo cierto es que en España hay lugares que hacen lo mismo o muy parecido con agua, harina o incluso tomates, y allí, han sido capaces de ir todos a una y hacer de su particular ‘gran cabalgata’, un atractivo indiscutible que se ha convertido además en cita ineludible de medios de comunicación de gran repercusión, que lógicamente, exportan la imagen de estas fiestas y del pueblo en cuestión.
Sin embargo, aquí en Jumilla esto no termina de pasar, y quizá sea por esa falta de cariño que decía anteriormente, que impide que nosotros mismos nos creamos el potencial que este acto tiene y que nosotros no somos capaces de aprovechar por pararnos en detalles que hacen que solo veamos lo malo, sin fomentar todo lo bueno y positivo que tiene.
Es cierto que la Gran Cabalgata del Vino del último sábado de Feria y Fiestas de Jumilla, fue antes otra cosa que, poco a poco, fue transitando hasta donde la tenemos hoy. Antes daban vino, sangría, mantecaos, bocadillos y otras viandas, todo envuelto entre la música de las charangas, que ahora se ha trasladado a la Cabalgata Tradicional del jueves, que, por otra parte, es capaz de llenar las calles de una manera extraordinaria.
También es cierto que en una se participa de una manera, y en la otra se toma parte otra forma, pero supongo que eso será como en todo, hay gente que le encantan las procesiones de Semana Santa y no se pierde ni una, y los hay que pasan y simplemente no las ven o hacen otra cosa. En definitiva, que para gustos los colores y siempre con el respeto de la libertad de cada uno, que empieza donde termina la mía.
Es innegable que la actual Gran Cabalgata del Vino deja completamente sorprendidos a aquellos que vienen por primera vez. Hay cientos de personas que no se la pierden año tras año. Y son muchos los que cuando vuelven a sus lugares de procedencia, hablan de Jumilla, su vino y sus gentes gracias a este evento del que hay que extraer su potencial, que lo tiene y que es mucho.