“Jumilla lo pasó mal y si no hubiera sido por el esparto, lo hubiera pasado peor”
Francisco Jiménez Molina es el artesano del esparto que ha donado parte de su obra al Museo Etnográfico Jerónimo Molina
Francisco Jiménez Molina, por fin ha conseguido que el Ayuntamiento le de el visto bueno por lo que según él, “lleva batallando años y años, y eso que era para dar, si hubiera sido para pedir, ya ni te quiero contar”, decía nada más abrirle el micrófono en Siete Días Radio, aunque sin acritud, y agradeciendo por encima de todo a Cayetano Herrero su interés, y a la concejal Pilar Martínez, porque dice “que la ha mareado mucho”, pero finalmente se siente satisfecho porque “quien la sigue, la consigue”.
Este artesano del esparto de 83 años, ha cumplido una de sus grandes ilusiones, que es, que una pequeña muestra de su obra permanezca en el Museo Jerónimo Molina.
De todas formas señala, que le falta otra por cumplir, y que no será fácil, y es que alguien continúe con el oficio de espartero para que dentro de 60 años también lleve alguna pieza nueva al museo, y así se vaya actualizando la muestra.
Se considera un seguidor también de la obra de Jerónimo Molina, dice “que por algo era maestro”, y recuerda cuando iba a preguntarle si sabía dónde había una orza o un lebrillo viejo, y él pensaba, “¿y para qué querrá este hombre un lebrillo roto?, y es después con el paso de los años, cuando lo entiendes”.
ARTESANÍA
Acerca de la artesanía propiamente dicha, Francisco Jiménez sabe que el dinero es el culpable de que haya muchos proyectos que no se lleven a cabo, y lo que quisiera, decía, es que de cualquier forma, alquien se preocupe de que la artesanía siga viva.
“Hace más el que quiere que el que puede”, señala el artesano, y al final traslada que el homenaje que se le hizo en el museo el día de la donación, considera que “fue un homenaje a los montes de Jumilla y a su esparto, lo que fue motor económico y de sustento en su día para muchas familias”