Ejemplo de signo romántico con suntuosos panteones y poéticos epitafios casi ocultos entre miles de lápidas

Desde su inauguración en 1875, reúne verdaderas joyas artísticas funerarias construidas para el tránsito al más allá

Reportaje de J.J. Melero

Entre cipreses, esculturas funerarias y epitafios que resisten al tiempo, el Cementerio Municipal de Jumilla ha cumplido 150 años como un testimonio silencioso de la historia local.
Desde su inauguración en 1875, además de un lugar de descanso eterno, es referencia del gusto romántico en los camposantos de la zona. Es un museo al aire libre donde perderse durante horas para encontrar verdaderas joyas del arte funerario y poéticos epitafios casi escondidos entre miles de lápidas.


“Encierra esta losa fría la virtud y la belleza, el candor y la pureza de mi hija Ana María”. Así quedó escrito en una de las lápidas más antiguas que todavía se conservan, datada en 1878 y casi intacta en uno de los primeros recintos del edificio.

Obras en uno de los panteones del Cementerio realizadas en 1964. Foto José A. Tomás


No fue este el primer cementerio de Jumilla. Una vez se prohibió en 1783 continuar con la costumbre de dar sepultura a los difuntos en los suelos de las iglesias, ermitas o aledaños, el Ayuntamiento encargó la construcción de un recinto, que dio este servicio a los jumillanos hasta que se llevó a cabo el que ahora cumple siglo y medio en funcionamiento. Sin embargo, no está clara su situación, aunque se sabe que estaba en el extraradio, por lo que hay historiadores que aseguran que ya ocupó el lugar del actual.
El Cementerio, que llega hasta hoy como el edificio municipal con más ampliaciones, es obra del popular arquitecto de la época Marín Baldó y había salido a licitación en 1873 por 26.167 pesetas (unos 217 euros).

Año 1900. Imagen más antigua que se conserva del Cementerio. Fotografía de Vilomara


Ley de vida y con una población en crecimiento, las instalaciones se quedaron pequeñas casi desde el mismo momento de su inauguración. Dos años más tarde se realizó la primera ampliación.

Una de las múltiples obras de ampliación de mediados del s. XX. Autor desconocido

Espacio para fallecidos fuera de la religión católica

Entre sus modificaciones, curioso es el acuerdo de 1906, por el que se decide la construcción de un recinto concreto para “inhumar o dar sepultura a los que mueran fuera de la religión católica”.
Sin embargo, lo más relevante del edificio y que hoy le permite ser punto de atracción turística es su elegante exhibición de arquitectura y escultura, espléndidas rejas y un variado repertorio estilístico, donde se despliega una gran iconografía funeraria.
De finales del siglo XIX destacan los panteones del Barón del Solar, construcción octogonal con cúpula y el de Francisco Pérez de los Cobos, de estilo ecléctico medieval. También el obelisco de la familia Tomás, con un reloj de arena o un cráneo con dos tibias.

Con los ojos vendados

Los nuevos aires modernistas de principios del siglo XX quedan patentes en la escultura del ángel de la sepultura de José María Bernal y Catalina Jiménez. El panteón de la familia Gómez está catalogado por algunos expertos como uno de los más extraordinarios de la Región de Murcia. Está rematado por una escultura femenina que porta una cruz y está con los ojos vendados sobre un pedestal con la inscripción de ‘paz eterna’. Algunos historiadores aseguran que es obra del taller del arquitecto modernista catalán Enrique Clarasó, autor de una similar para la familia Estruch, en el Cementerio de Montjuit, en Barcelona.
Dentro de los muros del Cementerio de Jumilla descansan los restos de distintas personalidades del último siglo y medio. Se encuentran tres barones del Solar de Espinosa (Jacobo 3º), Jacobo María (4º) y Eugenio (5º Espinosa de los Monteros).

Fotografía de Plácido Guardiola


Yace también el compositor Julián Santos Carrión o el musicólogo Antonio Martínez Abellán, que firmaba con el pseudónimo de ‘Fieldman’, fusilado en la Guerra Civil y enterrado primeramente en la cuneta de la carretera que une Jumilla con Yecla.
También está el literato, historiador y profesor de Derecho, Pedro Cobos, así como José Vicente Mateo Navarro, escritor, político y uno de los fundadores del Club de Amigos de la Unesco.

Siglo y medio celebrando Todos los Santos abierto de madrugada, algo poco habitual

Es tradición que durante la madrugada del 1 al 2 de noviembre, el Cementerio de Jumilla se mantenga abierto e iluminado durante toda la noche, para facilitar las visitas a los familiares que recuerdan a sus difuntos. Se trata de una costumbre muy poco habitual en otros cementerios, no solo de la Región de Murcia, sino del resto de España.
Sin embargo, no siempre fue así. Por ejemplo, en 1886 curiosamente se prohibió la visita al Cementerio el día de Todos los Santos, ya que debía ser una jornada de “respeto, recogimiento y oración”.

Fotografía de Alberto Esparza de su exposición «Respectus»


La riqueza artística y funeraria del camposanto jumillano y su estilo romántico han sido objeto incluso de exposiciones fotográficas temáticas.
Un ejemplo fue la del fotógrafo Alberto Esparza que presentó en 2016 ‘Respectus’, una curiosa y variada muestra con varios detalles de la parte antigua del edificio desde un punto de vista diferente.