Editorial
Durante el pasado fin de semana se celebró en Jumilla la Fiesta del Comercio. Todo iba a la perfección a pesar del frío, hasta que la lluvia del sábado por la tarde y el viento del domingo lo malogró todo, obligando a tener que tomar la difícil decisión de suspender la actividad, principalmente por seguridad.
Pero si hay algo que se ha vuelto a poner meridianamente de manifiesto con esta actividad comercial, es la importancia que tiene que en momentos como por ejemplo la Navidad, el que se realicen las compras en el comercio local, en las empresas cercanas, en los establecimientos de proximidad, y de esta forma, se ayude al fomento del empleo, al sostenimiento y al auge de la economía de la localidad.
Siempre, pero en estas fechas mucho más, se convierte en vital que las compras y el consumo se haga precisamente en nuestro pueblo, porque de esta forma lo que conseguimos es que el beneficio se multiplique por dos o por tres, ya que no solo hablamos de ganancias económicas, sino que lo que conseguimos son unos productos en excelentes condiciones, con gran calidad y lo recibimos con un servicio atento, profesional, cercano y servicial.
El pequeño comercio es vida para un municipio, y es una pieza importante de una actividad económica que da empleo a muchas personas. Su colaboración al desarrollo empresarial es fundamental. Su supervivencia está ahora en nuestra mano. Nuestros hábitos de consumo, y sobre todo nuestra responsabilidad a la hora de contribuir a la generación de riqueza, es fundamental para que el sector sea capaz de salir adelante. No todo es internet, al no ser que lo que queramos sea que la ciudad muera en vida.