En clave de sol by gustavo López
Lo he dicho en multitud de ocasiones: En Jumilla se da una agenda social de actos que llega a ser un auténtico disloque. Todo lo que se organiza por primera vez, llega para quedarse y muchas veces, el solapamiento de actos convierte en un auténtico imposible el poder asistir a todos.
Si nos centramos en estas fechas en las que estamos, la proliferación de actividades que conforman el programa, lejos de enriquecer el espíritu navideño, lo que logra es diluir su verdadero significado. La pregunta que surge es clara: ¿Hay que apostar por calidad o por cantidad? La respuesta debe de ser clara, y ejemplos en este sentido hay varios.
En el caso de los belenes, hasta hace muy poco, se inauguraba la ruta belenista o ese era un acontecimiento muy especial porque marcaba el inicio a todos los que habían preparado sus belenes para que pudieran ser visitados. Sin embargo, ahora hay varias inauguraciones, bendiciones, aperturas y actos que lo que hacen es convertir algo único y exclusivo, en diferentes reinos de taifas que disuelven el resultado.
Igualmente pasa con los encendidos de árboles, donde cada cual quiere su momento, desde pedanías a barrios, al igual que con los conciertos de bandas de música, tambores o corales.
Un ejemplo claro es el que tenemos con las cabalgatas de Papá Noel y los Reyes Magos, donde de la manera que se hacen, siempre habrá una buena y otra mala, sin contar que lo que se invierte en estos dos desfiles es lo justo, por lo que muchas cosas se repiten, como por ejemplo, las academias de baile, que si no fuera por ellas, ni desfile, ni cabalgata, ya que son en ambos cortejos el 90 por ciento.
Por eso, propongo que a la hora de confeccionar el programa, no se caiga en la ansiedad de tener que llenar un montón de hojas creyendo que eso va a ser sinónimo de calidad. Hay que hacer un buen encendido de luces, un extraordinario concierto de Navidad, una cabalgata con espectáculos, regalos y sorpresas, donde las academias y grupos de Jumilla sean un complemento, pero no lo único.
Disfrutar de la Navidad, de la Feria de Agosto o de la Semana Santa, no debería ser sinónimo de estrés, sino de disfrute en torno a actos que son esperados precisamente por ser únicos, exclusivos y de gran atractivo por su alto nivel.
