En clave de sol by Gustavo López

Aún me tiembla el alma cuando pienso en esa noche. El corazón me late con la misma intensidad con la que lo hacía mientras subía al escenario, sabiendo que en unos instantes tendría el privilegio, y la gran responsabilidad, de dar el pregón de las Fiestas de Moros y Cristianos de Jumilla 2025, con el reto de no haberme enfrentado nunca a algo ni siquiera parecido.
¿Cómo explicar lo que se siente cuando tu pueblo y tu gente te abraza de esa manera? Y es que nunca imaginé que un día sería yo quien encendiera, con palabras, la mecha que da inicio a estas fiestas que, después de muchas ediciones, el pasado año marcaron su particular punto de inflexión. Porque no son solo celebraciones, sino que hablamos de raíces, historia y emoción en cada capa ondeando al viento y en cada nota que una banda de música dispara al aire.
Pronunciar el pregón ha sido, sin lugar a dudas, uno de los momentos más intensos y emotivos de mi vida. No por los aplausos o las felicitaciones recibidas, aunque agradezco cada mirada y cada gesto de cariño que recibí y estoy recibiendo, sino porque sentí que, por unos minutos, éramos uno solo, una sola voz, un solo sentimiento, un mismo orgullo.


El sábado, mientras hablaba, intuía en cada rostro la pasión que compartimos por esta fiesta que une generaciones, que mezcla historia con leyenda, que convierte las calles de Jumilla en un escenario de fantasía, pólvora y convivencia. Me vi reflejado en los ojos brillantes de los más pequeños, en la emoción contenida de los mayores, en la sonrisa de quienes llevan décadas cosiendo trajes, organizando comparsas, o trabajando para sostener lo que otros iniciaron.
Agradezco desde lo más profundo de mi ser a la Federación de Moros y Cristianos de Jumilla por pensar en mí. No hay mayor regalo que el reconocimiento de tu propia gente. Gracias por permitirme ser voz de lo que muchos sentimos. Porque este pregón no fue solo mío. Fue de cada festero, de cada fila, de cada vecino que vive esta fiesta como se vive lo que realmente importa: con el corazón.
Me quedo con las felicitaciones, los abrazos, las palabras de ánimo e incluso con las lágrimas. Me quedo con la certeza de que Jumilla late con fuerza, y que mientras lo haga, estas fiestas seguirán creciendo, porque tienen mucho margen y están obligadas a ello.
Gracias por tanto, Jumilla. Gracias por dejarme soñar, y por este regalo que se une a nuestro 25 aniversario.