Salió a subasta en dos ocasiones, pero no interesó a nadie

Lola Tomás

El histórico kiosko o puesto del jardín de las Ranas que regentaba Pedro Martínez ya no está en su lugar, tristemente.
La última ubicación que se le conoce ahora es a las faldas de la Sierra del Buey, en una propiedad privada de un familiar de su propietario, después de que fuese retirado de su lugar habitual, al no haber sido traspasado, ni vendido, ni alquilado.


Con la desaparición de este puesto, según los vecinos de la zona y conocidos, “desaparece un trocito de historia de ese emblemático lugar”.
Haciendo algo de historia el puesto del jardinico de la Ranas data de los años treinta, lo llevaron Juanico el de las Torraicas, Paco, el Zori y desde el año 2012 y hasta hace unos días, Pedro Martínez.

Martínez compró el puesto cuando en la crisis del año 2009 perdió su trabajo en la construcción, y al no encontrar otra cosa, se decidió por la venta de golosinas. Ha estado viviendo de él y amortizando su adquisición hasta ahora, que ha podido volver a su trabajo de toda la vida. Asegura que lo ha dejado para volver al ramo de la construcción, «no porque no fuera rentable».

Antes de tomar la decisión de quitarlo de ahí, presentó un proyecto por si interesaba reutilizarlo por parte del ayuntamiento para otro fin, pero a fecha de hoy no ha recibido contestación. En un par de ocasiones salió a subasta pero nadie pujó por él en su momento.


Con su desinstalación se pierde uno de los iconos del antiguo jardín de las Ranas, en pleno Casco Antiguo.