Para su propietario Francisco Javier Olivares “no sustituye a nadie, es un apoyo para el camarero y para el servicio en mesa”

Este sistema lleva funcionando desde noviembre de 2023 y ha sido muy bien aceptado por parte de los clientes

M. C. Cañete

Todavía no tiene nombre, pero ya es un compañero más en la plantilla de Bar El Chaparral del Jardín de Jumilla. No es de carne y hueso, aunque sí interactúa con los clientes y ofrece un servicio muy eficiente. Es el robot camarero implantado en este bar jumillano desde noviembre de 2023.
Aunque en muchos establecimientos de España ya se ven este tipo de dispositivos, en Jumilla es el primero, y de momento el único, según ha asegurado el propietario de Bar El Chaparral del Jardín Francisco Javier Olivares, que regenta el establecimiento junto a su esposa María Amparo Hernández, y quien ha informado que “la idea surgió buscando la innovación y mejorar el servicio y la comodidad, hicimos unas pruebas, nos gustaron, nos animamos y realizamos la inversión”.


Este robot actúa como camarero interactivo en el servicio de comandas, haciendo la recepción de pedidos al cliente, así como el reparto y entrega de comida y bebida. “El funcionamiento es muy sencillo, inicialmente, los técnicos hacen mapeo de todas las mesas, que deben estar colocadas en la misma posición, a cada mesa se lo otorga un número y una posición. A partir de ahí, programas el robot si lo quieres por recogida o por servicio, y automáticamente va al sitio, avisa al comensal que retire o recoja la comida en la bandeja iluminada y una vez colocado, vuelve al sitio hasta el próximo servicio”.

Clientes sorprendidos

Se trata de una tecnología que ayuda en el día a día, pero además es un atractivo reclamo para clientes y curiosos a los que llama mucho la atención este servicio. En el caso de Bar Chaparral del Jardín, su propietario asegura que “los niños se sorprenden mucho y, en algunos casos, se acercan y quieren tocarlo y jugar. Hay que tener en cuenta que el robot lleva unos sensores de cercanía, y cuando los pequeños se acercan, se vuelve loco y se desubica, por lo que hay que volver a programarlo. Pero bueno, creo que es una reacción normal de los niños, tan solo les avisamos que es una herramienta de trabajo y no un juguete y solucionado”. También tenían sus dudas, con las personas más mayores, “pero la verdad es que su reacción ha sido muy buena y lo han aceptado muy bien”, afirma   Olivares.


La presencia de estos robots camareros ya ha abierto el debate. Unos están a favor porque “es el futuro” y otros en contra, ya que creen que “quita puestos de trabajo”. Sin embargo, Francisco Javier Olivares asegura que “no es sustituto de nadie, es un apoyo para el camarero y para el servicio en mesa, nosotros no reemplazamos, solo mejoramos, además creemos que el contacto personal con el público siempre debe existir”.
El coste de este robot camarero ronda los 13.000 euros y su mantenimiento es fácil, tan solo requiere de una correcta limpieza de bandejas y de las ruedas. En cuanto a su vida útil, Francisco Javier Olivares desea, entre risas, “que se jubile después que yo”.
La plantilla de Bar El Chaparral del Jardín, durante todo el año está integrada por ocho personas y en época de verano se amplía a 15. Y, desde hace casi un año, como parte de este equipo, también se encuentra incorporado este robot camarero que parece que ha llegado para quedarse.