José Ramón Sánchez. Odontólogo
Colegiado nº 797
Muchos pacientes tienden a confundir lo que son fundas dentales, llamando fundas a las carillas dentales o diferenciando entre fundas y coronas. Realmente no andan muy desencaminados, ya que las carillas estéticas pueden considerarse como pequeñas “fundas” parciales para los dientes, pero no son lo mismo.
Mientras que las carillas cubren sólo una parte del diente con el único fin de mejorar su estética, las fundas dentales cubren todo el diente al completo, lo que además de mejorar su aspecto, también lo sustituye funcionalmente y lo refuerza para mejorar su uso. Una funda dental por tanto no es más que una corona dental, llamada con otro nombre algo más intuitivo y cotidiano para el paciente.
Las fundas suelen ser utilizadas para colocarlas en los dientes posteriores (molares y premolares), ya que son dientes que requieren una mayor resistencia debido a que su uso es más repetitivo, puesto que intervienen directamente en la masticación y tienen un mayor desgaste que los incisivos.
Para poder colocar las fundas dentales es necesario limar los dientes naturales en los que se vayan a poner con el objetivo de reducir su tamaño y que puedan caber dentro de sus fundas. Una vez reducidos, se tomarán medidas mediante moldes para poder fabricar las fundas en el laboratorio. Cuando estén fabricadas, simplemente se encajarán en sus dientes correspondientes y se fijarán fuertemente a ellos. El resultado será como tener un nuevo diente, que no será otra cosa que la funda dental.
Las fundas dentales tienen por objetivo mejorar la estética y/o la funcionalidad de los dientes que lo necesiten. Generalmente para los casos en los que sólo se requiere mejorar el aspecto del diente, se opta por las carillas, pero hay ocasiones en las que las carillas no pueden colocarse ya sea por el tamaño (demasiado pequeño) del diente o por la forma del mismo y en esos casos se coloca una funda dental. Por lo tanto, las fundas dentales se podrán utilizar para corregir los mismos defectos estéticos que corrigen las carillas dentales, pero además se pueden utilizar para conseguir unos objetivos más funcionales, es decir, que mejoren la función natural del diente, como pueden ser:
-Reforzar el diente: En los casos en los que un diente esté muy debilitado o sea demasiado pequeño, se le podrá colocar una funda para conseguir de esta forma un diente más fuerte y más bonito.
-Remplazar un diente perdido: Si el paciente sufre la ausencia de algún diente, se puede colocar un implante dental en el hueco afectado y posteriormente fijar una funda a dicho implante. En caso de que haya perdido algún diente, pero los dientes que tiene a ambos lados estén en buen estado, es posible colocar un puente dental, lo que viene a ser una triple funda, siendo la funda del medio la que sustituirá al diente perdido, y las dos fundas de los extremos las que se colocarán sobre los dientes de los lados (tallados previamente) Si no fuese posible colocar el puente dental sobre otros dientes sanos, se podrían colocar implantes dentales en los que fijar el puente.
Dicho esto, hay que tener en cuenta que cada paciente y cada diente en concreto tiene sus características, por lo que le corresponderá al dentista valorar si un diente requiere carillas o fundas dentales. Es posible que al tratar varias piezas dentales unas lleven carillas y otras fundas.