Iván Alarcón Ruiz es licenciado en Biotecnología por la Universidad Politécnica de Valencia

Este joven jumillano es licenciado en Biotecnología por la Universidad Politécnica de Valencia. Recientemente la SEDEA, (Sociedad Española de Excelencia Académica), que anualmente elabora un ranking con los mejores graduados de cada carrera en toda España, ha reconocido a Iván Alarcón Ruiz con el cuarto puesto a nivel nacional.
Para ese ranking se valora la nota media y el currículum o méritos de la persona y, además, con ese reconocimiento, Iván Alarcón Ruiz pasa a ser Miembro numerario de la SEDEA.

En primer lugar, enhorabuena. Cuéntanos, ¿Cómo recibes esta noticia y qué supone para ti ser el cuarto mejor graduado en Biotecnología de España y formar parte de la SEDEA?
Muchas gracias. Pues recibo esta noticia con muchísima ilusión. Este reconocimiento supone un premio a tantos años de esfuerzo y de trabajo duro. Un premio complementario, porque yo considero que el mayor premio a todo ese esfuerzo es poder dedicar mi vida a lo que realmente me apasiona, que es la investigación en biomedicina. Y considero que también es un reconocimiento a todas aquellas personas que durante años me han apoyado: a mi familia, mis amigos, mis jefes de la Universidad Politécnica de Valencia y también a todos mis compañeros y el equipo docente de la universidad, porque al final ellos han sido imprescindibles para que esté donde estoy en la actualidad y para conseguir este galardón. Por así decirlo yo me he esforzado en cruzar los puentes, pero son ellos los que han construido esos puentes.

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Y esto, ¿Qué representa para tu futuro profesional?
Pues la Sociedad Española de Excelencia Académica (SEDEA) supone un apoyo bastante importante, tanto a nivel laboral como personal. Hay muchas empresas que buscan contratar directamente a los miembros de SEDEA y ofertan puestos de trabajo con condiciones muy buenas. Y, por otro lado, SEDEA no está formada únicamente por científicos, por lo me permite conocer y entablar amistad con otros muchos miembros de disciplinas completamente diferentes a la Biotecnología, como pueden ser historiadores, filósofos o abogados.

Antes de seguir hablando de tus proyectos, ¿Qué es la Biotecnología?
Pues en ocasiones puede ser un poco complejo explicar qué es la Biotecnología, pero básicamente consiste en utilizar los seres vivos o partes de ellos como herramientas para realizar un determinado procedimiento u obtener un producto. Yo siempre suelo poner un ejemplo muy sencillo con el que creo que se entiende muy bien, y más en Jumilla. El uso de las levaduras para producir vino es Biotecnología. Pero no solo eso, sino que en la actualidad la biotecnología está siendo una auténtica revolución para la medicina y otras muchas ramas de la ciencia.

A nivel práctico, ¿Para qué sirve?
La Biotecnología tiene muchísimas aplicaciones y creo que mucha gente no es consciente de hasta qué punto ha influido en sus vidas. Hay Biotecnología en los combustibles que utilizamos para nuestros coches, en nuestros alimentos, en la ropa que llevamos puesta, en las medicinas, en el papel que utilizamos, en el detergente, … ¡Hasta en la restauración de obras de arte se utilizan bacterias capaces de dejar los cuadros como nuevos! Sin ninguna duda, gran parte de la comodidad con la que vivimos en la actualidad y de la calidad de vida que tenemos se la debemos a la ciencia y a la biotecnología.

Además la biotecnología tiene aplicación en cuestiones relacionadas con la medicina, la farmacia, la agricultura…
Exacto. La Biotecnología es una ciencia multidisciplinar. Por ejemplo, en el desastre del Prestige, se utilizaron bacterias para eliminar los vertidos de petróleo. Eso es Biotecnología. A día de hoy también somos capaces de producir plantas transgénicas totalmente seguras para el consumo humano y que resisten el ataque de insectos sin necesidad de plaguicidas.
Pero desde mi punto de vista el enfoque más interesante es en la medicina. Por poner solo un ejemplo, hasta los años 80 la insulina de los diabéticos se extraía de los cerdos y se necesitaba sacrificar a más de 10.000 animales para conseguir solo medio litro de esta hormona. Como te puedes imaginar, el precio era altísimo y muy poca gente se lo podía permitir. Gracias a la Biotecnología, se desarrolló una bacteria que producía insulina humana, que es la que se utiliza en la actualidad, con lo que el precio bajó muchísimo, se produce mucha más cantidad, llega a muchas más personas y, además, se ahorra la muerte de millones de animales cada año.

La conocida como Biotecnología Roja es utilizada en procesos médicos como la producción de antibióticos a partir de organismos, el desarrollo de vacunas… Hoy en día en pleno auge
Así es, la medicina está viviendo una edad dorada y es, en parte, gracias a la Biotecnología.
Normalmente en nuestro país los ciudadanos prestan muy poca atención a la ciencia, pero este último año ha estado más presente que nunca en los medios de comunicación, sobre todo con investigadores como Luis Enjuanes, Margarita del Val o Ángela Nieto.
Y, además, creo que estamos es un momento muy ilusionante. La investigación en cáncer, cardiopatías y neurociencia está obteniendo más y mejores resultados que nunca antes y, aunque mucha gente no es consciente, todos los años se aprueban nuevos tratamientos para estas enfermedades.
Por ejemplo, ahora tenemos las inmunoterapias CAR-T. Somos capaces de extraer los linfocitos -las defensas del cuerpo- de una persona con cáncer, los manipulamos en el laboratorio, les enseñamos a reconocer a las células tumorales, y los volvemos a introducir en el cuerpo del paciente para que aniquilen al tumor. Se están haciendo cosas que hace unos años eran impensables.

Durante tu carrera, compaginaste los estudios con trabajos en laboratorios.
Sí. Desde muy temprano me incorporé al Laboratorio de Biología Sintética y Control de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Valencia. Han sido años duros y con muy poco tiempo libre, pero he aprendido muchísimo y he estado rodeado de grandes personas que me han convertido en mejor científico y mejor ser humano.
La verdad es que solo puedo tener palabras de agradecimiento hacia todos ellos, especialmente hacia los doctores Alejandro Vignoni y Yadira Boada. Más tarde, también empecé a colaborar con el Laboratorio de Oncología Molecular del Hospital General Universitario de Valencia, aunque con el confinamiento no pude estar físicamente en ese laboratorio todo lo que me hubiese gustado.

Y además has tenido becas en importantes centros de investigación.
Estás en lo cierto. Durante estos años he tenido una beca de investigación en mi laboratorio de Valencia, y también en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. También he asistido a muchos congresos nacionales en Valencia, Murcia, Almería, Ciudad Real y Barcelona.

¿En qué proyectos has trabajado durante este tiempo, y con qué resultados?
Durante este tiempo he trabajado sobre todo en el desarrollo de circuitos sintéticos en bacterias, con múltiples aplicaciones. Uno de los que más me ilusiona es el desarrollo de bacterias sintéticas para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer. Son unas bacterias que diseñamos en el laboratorio y que son capaces de reconocer las células del tumor y matarlas, pero sin dañar a las células sanas, que es uno de los problemas que presentan las quimioterapias clásicas. Todavía quedan varios años antes de que lleguen a la clínica porque los resultados que tenemos son preliminares, pero también son muy prometedores.

¿Cómo afectó la pandemia a la evolución de los proyectos que llevaste a cabo durante el 2020?
Pues como la mayoría de los trabajos, la ciencia también se frenó, exceptos aquellos proyectos relacionados con coronavirus o con las vacunas. De hecho, muchos investigadores paralizaron sus proyectos y pusieron todos sus esfuerzos en la investigación del coronavirus. Desde el ámbito científico creo que la actuación ha sido ejemplar, muy rápida y sobre todo muy efectiva. Es la prueba de que cuando se trabaja unido y colaborando entre países, todo funciona mucho mejor.
Los que investigábamos en biología sintética, cáncer u otras disciplinas tuvimos que adaptar nuestro calendario e intentar teletrabajar lo máximo posible. Como es evidente, nuestro trabajo presencial en el laboratorio es esencial, pero también pasamos muchas horas buscando y leyendo artículos científicos, analizando resultados, etc., por lo que no nos detuvimos por completo.

Actualmente estudias un master y realizas trabajos en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
Sí. En estos momentos estudio en la Universidad Complutense de Madrid, en concreto el Máster en Investigación en Medicina Traslacional. También continúo colaborado con mi laboratorio de Valencia y recientemente he empezado a trabajar en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, donde investigo nuevas dianas terapéuticas para el tratamiento de enfermedades de la aorta y el corazón.
A nivel personal, ¿cómo te planteas tu futuro más inmediato?
Durante los próximos años realizaré un doctorado en Biomedicina y, después me gustaría irme unos años a investigar a otro país, quizás a Estados Unidos. La verdad es que estoy bastante ilusionado por esta nueva etapa y ojalá sea igual o mejor que todo lo que me ha ocurrido hasta ahora.

¿Dónde te ves trabajando en un futuro más a largo plazo?
Mi intención a largo plazo es establecerme en España, quizás en Valencia, para investigar en Biomedicina y dar clases en la universidad. No obstante, la situación de la ciencia en nuestro país no es muy buena, y muchos de nuestros científicos se ven obligados a marcharse a otros países donde se les valora más.

¿Entonces no descartas la opción de salir al extranjero para realizar futuras investigaciones?
Creo que es fundamental que los científicos de cualquier país salgan de su zona de confort y viajen a diferentes centros de investigación en otros países para tener una visión más global, conocer a otros investigadores y aprender cómo se trabaja en otros sitios. Como te comentaba, en mi caso me gustaría pasar unos años en EEUU, Canadá o Alemania. Allí los científicos están muy bien cuidados y se realizan investigaciones de una altísima calidad. Ahora bien, una cosa es irte unos años para mejorar como científico, y otra muy distinta es tener que marcharte sin saber si podrás volver a España, porque las condiciones aquí no son adecuadas.