La joven cocinera decidió quedarse ‘atrapada’ en Croacia cuando toda España se confinaba en marzo de 2020
En julio de 2020, junto a su pareja Vicko, abrió su restaurante ‘Ignis’, (fuego, en latín) en la citada isla
Daniel Vidal (La Verdad)
Hay pocos españoles que no recuerden la fecha del 14 de marzo de 2020. El Gobierno decretó el estado de alarma en todo el territorio nacional, confinó a la población y limitó la libre circulación de los ciudadanos a cosas esenciales como la adquisición de alimentos y medicamentos o acudir a centros médicos o al lugar de trabajo.
La jumillana Pilar Olivares González también lo recuerda perfectamente. Unos meses antes había conocido a un chico croata con el que coincidió haciendo prácticas en Azurmendi, el prestigioso restaurante de Eneko Atxa en Larrabetzu (Bizkaia) galardonado con tres estrellas Michelin, y por aquellos días de marzo estaba de visita a su amigo, que luego sería su pareja. Ya no volvió a España.
Pilar Olivares tenía billete para un avión que nunca llegó a coger. “Yo tenía previsto regresar el 15 de marzo, pero me quedé en Croacia, donde no había restricciones y, por supuesto, tampoco había confinamiento. Decidí que yo no me volvía. No podía volver a España para quedarme encerrada en mi casa”, relata esta joven titulada en Dirección de Cocina.
“Allí estaba en la gloria”
Además, que el país donde se encontraba es “precioso, todo verde, nada que ver con Murcia” y allí estaba en la gloria junto a Vicko, anfitrión de lujo y compañero de inquietudes culinarias… y de vida. “El amor a veces te empuja a hacer locuras”, admite. Benditas locuras. “Ahora lo pienso y digo: Pues tampoco fue tanta locura. Aunque la familia sí que me decía: pero adónde vas”.
Pues donde fueron Pilar y Vicko fue a darle vueltas a la posibilidad de “abrir algo” en Croacia con lo que la pareja pudiera ganarse la vida desarrollando su pasión común por la cocina. Dar de comer (bien) para poder comer (bien). Y tras esas vueltas terminaron por montar, en julio de 2020, su restaurante Ignis -fuego, en latín-, tratando de hacerse un hueco entre los 80 establecimientos gastronómicos que se rifan a los clientes en la pequeña y turística isla croata de Korcula, que en la temporada baja tiene poco más de 15.000 habitantes censados.
El pueblo que recibe el nombre de la isla apenas llega a los 5.000. Se trata de una villa medieval dálmata, con torres rojas defensivas y casas abigarradas con tejados coloridos. Dicen que este fue el verdadero lugar del nacimiento de Marco Polo.