Testimonios emocionados de vecinos sobre esta terrible tragedia
Al camionero Juan José Amorós le sorprendieron las riadas en un polígono
M. Carmen Cañete Vera
Las gravísimas inundaciones producidas por la Dana el pasado 29 de octubre, en distintos puntos de España, por supuesto no han dejado indiferente a nadie. Jumilla se ha movilizado desde el minuto cero y a los pocos días, se iniciaron campañas de recogidas de productos y alimentos, alguna de las cuales se centralizó en la parroquia de San Juan Bautista, organizada entre el Ayuntamiento y Cáritas Jumilla.
Hasta allí, se desplazó un equipo de Siete Días Jumilla para recoger el testimonio de las cientos y cientos de personas que se acercaron a hacer sus donaciones y que se mostraron visiblemente emocionados y tristes por la catástrofe ocurrida.
Un camionero que estaba en la zona
Sin casi poder articular palabra, Juan José Amorós, de profesión camionero, relató lo vivido en Valencia ese martes. La Dana sorprendió a Amorós en el polígono de Loriguilla, dirección Barcelona a la izquierda de la AP-7, “sobre las 7-7:30 el agua comenzó a subir y en 20 minutos, un metro y medio de agua cubría una avenida de 40 metros de ancho, con coches y furgonetas flotando, con gente dentro de los vehículos y en los capós, con una fuerza enorme que se llevaba camiones, contenedores y todo lo que pillaba por en medio. Lo viví con una impotencia enorme de no poder hacer nada”.
En el momento de la riada, este camionero jumillano se encontraba en un establecimiento que, según cuenta, enseguida se llenó hasta 50 centímetros de agua y se quedaron sin agua, sin luz y sin cobertura, “solo pensaba en mi familia, lo que estarían sufriendo al no saber nada de mí”. Amorós sigue relatando que tuvieron que quedarse allí vigilando, “porque encima había gente robando en los vehículos que estaban parados. Sobre las 10, bajó un poco el nivel del agua y pudimos ir unos compañeros y yo a los camiones, pero todos sujetos para que no nos arrastrara el agua, porque seguía llevando mucha fuerza. Me pude mover de allí el jueves, pero tuve que ir dirección Madrid, Iniesta, Albacete y llegué por la noche a Jumilla”. Juan José Amorós le va a costar mucho tiempo asimilar lo vivido: “Me siento un privilegiado porque no tuve daños, pero sí vi el sufrimiento de muchos compañeros y escenas y situaciones muy desagradables, esto es duro y lo va a seguir siendo por muchísimo tiempo”.
Estudiantes
También en Valencia viven numerosos jóvenes estudiantes. Jerónimo García recordó que se encontraba en la capital, junto a otros compañeros que estudian Ingeniería en la Politécnica de Valencia. “Allí no hubo incidentes, pero sí tenemos compañeros con amigos y familiares en los pueblos afectados. El jueves, al regresar para Jumilla, cruzamos por varias zonas totalmente empantanadas, pueblos que no se veían, todo tipo de vehículos en la carretera, algo apocalíptico, gente desolada y desorientada, y con mucha tristeza”.
Aránzazu y Manuel fueron otros dos jóvenes que fueron a realizar su donación. Contaron que también estudian allí y tienen constancia, por amigos militares, que se necesitan “muchas manos”, por lo que les gustaría estar en los pueblos ayudando, pero se muestran cautos “si no podemos ir, hay que ayudar a distancia, con todo lo que nuestros conocidos nos trasladan que necesitan y que faltan en los supermercados, desde higiene femenina, hasta papillas para niños y alimentos para personas intolerantes”.
De todas las edades
Y familias casi al completo fueron a donar sus productos para los damnificados por la tragedia. Vicenta, Ángel y el pequeño Pablo aseguraron emocionados: “No podemos ver las imágenes y no derrumbarnos, son amigos, son familiares y estamos con ellos desde la distancia y con el corazón. Hoy estoy viendo el amor que la gente comparte y me da energía y fe para superar, entre todos, este drama”.
Asimismo, Pepi fue junto a sus hijas, o Bibi con su sobrina Jimena, Cristina y Teo o Álvaro, y así centenares y centenares de personas. Juana Cutillas, una mujer mayor acudió con un carro de la compra repleto de productos de primera necesidad y afirma: “Es algo muy duro y lo que siento es no poder estar allí, todo lo que se haga me parece poco”.
Además, decenas de voluntarios se acercaron a ayudar en la organización y clasificación de los productos recibidos. Uno de ellos, fue Pepe Tomás quien destacó que “la respuesta está siendo numerosa porque la gente se ha dado cuenta de la magnitud de la catástrofe y las muchas necesidades que existen. Todo esto demuestra los valores y la solidaridad de los jumillanos, unos aportando y otros ayudando en lo que podemos”.
Las personas con las que Siete Días habló durante el fin de semana agradecieron la solidaridad de los vecinos, pero insistieron en que necesita mucha ayuda y hay que seguir colaborando.