Si hay alguien que sabe de los problemas de los menores de edad, ese es en España el juez Emilio Calatayud, magistrado de menores en los juzgados de Granada que se ha hecho famoso gracias a sus sentencias ejemplares donde en lugar de castigar, ha optado siempre por intentar apartar a los menores de edad de las malas conductas de otras formas.

Pues recientemente, escribió en su blog un artículo donde arremetía directamente con las celebraciones de las Comuniones donde en la inmensa mayoría de los casos, se deja en un segundo plano su clara vertiente religiosa y se convierten en todo un sarao digno de una boda de la jet set, donde no falta ni un solo detalle y que representa para las familias un gasto más que importante que en muchos casos, hasta se hace difícil asumir. Aún a pesar de ello, todo vale y  por eso el juez afirma que: “Se nos ha ido la pinza”, una frase que define a la perfección la actualidad en este sentido. Además, Emilio Calatayud compara la situación en las comuniones con algo que durante estos días está también de plena actualidad, como son los actos de graduaciones en universidades, institutos, colegios y hasta guarderías. Porque si con las primeras comuniones se nos ha ido la pinza, con las graduaciones se nos está yendo la olla.

Puede ser gracioso el ver a los bebés con birretes y, después, fiesta al canto con despotorro familiar incluido, pero eso no es bueno, porque una graduación debe de ser un premio tras el esfuerzo realizado, pero no algo habitual que cuando un estudiante termine estudios superiores haya vivido infinidad de veces, no dando por tanto la importancia que debería tener. Porque al final les hacemos fiestas a los niños simplemente porque cumplen con su deber.

Pero como aquí la olla parece que la perdemos todos, pues esta semana, después de cubrir decenas de graduaciones en los colegios de Jumilla, le ofrecemos hasta siete páginas con fotos de recuerdos de todas las edades.