En clave de sol by Gustavo López
Parece un ritual no escrito. Da igual lo que marque el calendario o lo que digan los telediarios: el verano no empieza de verdad hasta que sufrimos la primera gran ola de calor. Y cada año ocurre lo mismo. Nos pilla por sorpresa, nos quejamos, llenamos las redes sociales de memes, y nos preguntamos cómo es posible que en pleno mes de junio hagan estas temperaturas. ¡Este año hace más calor que nunca! Pero me pregunto yo, ¿esto es normal o es extraordinario?
Durante estos días, la Agencia Estatal de Meteorología ha emitido avisos al alcanzar temperaturas por encima de los 40 grados en buena parte del país y en Jumilla, como en tantas y tantas otras localidades. Las calles se vacían durante las horas centrales y la sombra se convierte en un bien de lujo. Las fuentes se agradecen, el ventilador o el aire acondicionado se convierte en los electrodomésticos más queridos y el abanico recupera su dignidad.

Y sin embargo, más allá de la anécdota y la resignación, no deberíamos tomarnos estas olas de calor a la ligera. Porque cada año dejan incluso víctimas, al afectar especialmente a los mayores, a los niños, a las personas con enfermedades crónicas o a quienes trabajan al aire libre. El cambio climático ya no es una teoría, sino una realidad que multiplica la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos.
Por eso, conviene recordar lo que ya sabemos, pero que a veces olvidamos, y hay tener muy presentes consejos que hay que seguir a rajatabla. Tenemos que evitar salir a la calle en las horas más calurosas, así como beber agua incluso sin sed. Hay que refrescar la vivienda cerrando persianas y ventilando en los momentos adecuados. Por supuesto, no dejar nunca a nadie (ni personas ni mascotas) dentro de un vehículo estacionado. Procurar vestir con ropa ligera y de colores claros. Y, sobre todo, estar pendientes unos de otros, especialmente de quienes más lo necesitan.
Cada ola de calor nos recuerda que el verano no solo es playa, terrazas y vacaciones. También es adaptación y conciencia. Y aunque nos guste decir que “esto no pasaba antes”, lo cierto es que el calor extremo ha sido siempre parte de nuestra geografía y nuestra historia. Lo que cambia, quizá, es cómo lo vivimos… y si aprendemos a convivir con ello. Así que el verano ya está aquí. Y ha llegado, como siempre, con su carta de presentación más ardiente. Que no nos coja desprevenidos. Que nos coja preparados.