Editorial

La verdad es que Jumilla y los jumillanos nunca dejarán de sorprendernos. Por muchos años que pasen, en cada edición de los Premios Siete Días Jumilla, logramos recargar nuestras pilas y renovar ilusiones, algo que es muy importante siempre en nuestro trabajo, y que se convierte en indispensable sobre todo en tiempos como los actuales, donde se redoblan las dificultades.
La semana pasada, como es normal y habitual cada año, dedicábamos nuestro editorial a agradecer el apoyo recibido en nuestro evento anual por excelencia. Pero en esta edición tenemos que rendirnos ante la repercusión alcanzada, ya que hoy, diez días después, seguimos recibiendo mensajes de felicitación tanto hacia nosotros por nuestro 21 aniversario, como hacia los seis galardonados que lograron amalgamarse como un perfecto racimo de monastrell pocas veces visto en un mismo escenario antes.

La entrega de nuestros premios cada año encierra un objetivo principal, que no es otro que devolver a la sociedad jumillana de forma humilde, lo mucho que recibimos nosotros cada día de ella. Por eso, cuando se alinean los astros como ha pasado este año y todo se desarrolla con notable éxito a pesar de la situación que muchas veces lo complica todo aún más, pues la repercusión y el halo que se desprende es mucho más alargado, algo que se une a nuestra satisfacción.
El Grupo Siete Días Jumilla no es ni más ni menos que nadie, pero aquí está ya 21 años, donde unos pocos e insignificantes personajes han decidido ponerse enfrente, y una inmensa mayoría están a nuestro lado. Gracias a todos, a los unos y a los otros.