Editorial

Con la llegada de junio, llegan también las emociones encontradas a las aulas, que durante meses bulleron de actividad y ahora se tornan silenciosas. Además, los pasillos de los centros educativos ven pasar a los alumnos con una mezcla de alivio, nostalgia y expectativa.
Y es que termina el curso escolar, y con él, una etapa más en la vida de cientos de estudiantes de nuestra localidad. Las entregas de orlas y diplomas simbolizan mucho más que una simple ceremonia. Son el reflejo de un camino recorrido con esfuerzo y superación, donde para la mayoría ha sido un año de desafíos y crecimiento personal.


Especial mención merecen quienes han enfrentado las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU). Han sido días intensos de estudio, nervios y decisiones que marcarán el futuro, por lo que hay que felicitar a nuestros jóvenes estudiantes independientemente del resultado, y solo ha de quedar el orgullo de las familias, el agradecimiento al profesorado y el reconocimiento merecido a todo el trabajo que ha dado sus frutos.
La educación no es solo aprobar exámenes. Es formar ciudadanos críticos, comprometidos, capaces de soñar y construir. Ya sean de Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato o universitarios, a todos se les abre un horizonte nuevo, lleno de posibilidades, donde la incertidumbre ha de dar paso a la ilusión.
Feliz verano, y que el descanso sea merecido. Porque aprender, como la vida misma, nunca se detiene.