Fran Moreno igualó el tanto inicial del Marbella, que solo necesitó una ocasión y media para marcar su gol
La historia se repite una y otra vez en el FC Jumilla, cuyos merecimientos no se ven reflejados en el resultado final. El equipo de Ángel Cuéllar empezó perdiendo pero reaccionó en una segunda mitad en la que, sobre todo tras el empate, mereció mucho más. El fútbol no está siendo benévolo con los vinícolas y el empate a uno solo contentó al entrenador visitante, satisfecho por haber salvado un punto en el Municipal La Hoya.
Desde el inicio el conjunto marbellí mostró su predisposición a tener el balón, mientras los locales, bien agazapados sin balón, se defendían sin mayores problemas. El encuentro se disputaba en el centro del campo, con escasas llegadas a las áreas más allá de los centros laterales que, en los primeros veinte minutos, se sucedieron de uno y otro lado sin generar ningún peligro.
Y el Marbella, en la única que tuvo entre los tres palos, la metió para adentro. En una buena combinación por el centro el balón llegó a los pies de Corpas, que perfilado hacia la derecha cruzó el balón para batir a Mandaluniz y poner el duelo muy cuesta arriba para los jumillanos. El gol trastocó los planes de los del Altiplano, que entraron en unos minutos de nerviosismo que el cuadro de Fernando Estévez no supo aprovechar. No ocurrió mucho más hasta el descanso, al margen de una internada y posterior centro por banda de Txomin que Fran Moreno no logró conectar dentro del área.
El tiempo en vestuarios le iba a venir muy bien a los vinícolas, que salieron con otro espíritu a un todavía maltrecho terreno de juego. Txomin Barcina se mostraba peligroso, y entrando por su banda derecha puso un buen balón al que Campoy no llegó por milímetros. Poco después el extremo era derribado cuando se iba en velocidad hacia la portería, una acción que el colegiado sancionaba sin mostrar una amonestación que el respetable exigía con insistencia. Pero la más clara llegaba tras un centro de Andrés Sánchez que Chaco cabeceó a la perfección, pero que el guardameta blanquillo logró despejar con una gran estirada. Su rechace lo remató a gol Caye Quintana en posición irreglamentaria.
Los blanquiazules se dejaban ver en campo rival y parecía que el empate podía llegar. Y lo hizo a balón parado. Manu Miquel fue el encargado de botar una falta desde el perfil derecho, y su balón, botado al primer palo, fue rematado por Fran Moreno, que se anticipó a todos para colocar las tablas y devolver la esperanza a los del Altiplano.
Quedaba media hora de juego en la que el FC Jumilla sería dueño y señor del partido. El tanto espoleó a los futbolistas de Cuéllar, que ahora sí creían en la remontada y se fajaban en cada balón dividido. Fueron múltiples las llegadas, sobre todo tras la entrada al campo de Chupe, que reactivó el juego vinícola y que, entre líneas, supo encontrar los espacios para asistir a sus compañeros. Caye Quintana y Miguel Guirao lo intentaban con disparos desde fuera del área, y Chaco lo hacía desde dentro, rematando forzado con la testa un balón de Manu Miquel que se fue alto. Después un gran pase interior de Chupe encontró a Caye, pero su disparo, muy tocado, también se marchó por encima del larguero.
Y con el Jumilla encendido en busca del segundo gol llegó el final del encuentro, dejando nuevamente una sensación agridulce a los aficionados. Se valoran los méritos, pero sobre todo el resultado, y la realidad es que tras siete jornadas los vinícolas siguen sin ganar y en puestos de descenso.
En rueda de prensa, Ángel Cuéllar hacía alusión a la fortaleza del vestuario, decaído ahora por un nuevo varapalo. “Son un grupo de jugadores magnífico, a pesar de los resultados. Este vestuario tiene algo especial. Lo demuestra en cada entrenamiento y también durante los partidos”, recalcaba el entrenador pacense, que volvió a mostrar su absoluta confianza con su plantilla.