En clave de sol by Gustavo López

Con el primer fin de semana de Cuaresma, y tras el pistoletazo de salida que representa el Miércoles de Ceniza, la Asociación de Tambores Cristo de la Sangre fue la primera en salir a la palestra el pasado viernes con la presentación oficial de sus actos, y la puesta de largo tanto del cartel anunciador de las tamboradas, como el cartel de la tamborada infantil, así como la entrega del premio al ganador del concurso de relatos.
Al día siguiente, era la Junta Central la que presentaba el libro de la Semana Santa de este año, y lo hacía en un acto, bastante menos extenso de lo que nos tienen acostumbrados, y utilizando la música como nexo de unión. De la misma manera, el domingo, tras el almuerzo solidario de los tamboristas jumillanos y la presentación del cartel de Martes Santo, llegaba un clásico ya con el concierto de la banda juvenil de la AJAM que organiza la hermandad de la Magdalena.


Pues bien, una vez hecha la relación ingente de actos semanasanteros en los primeros días cuaresmales, me gustaría poner de manifiesto algo que no es la primera vez, pero que deseo que por fin sea la última. Y es que recordarán que cuando se presentó el cartel de Semana Santa antes de acudir a Fitur, actuó un grupo de metales, al igual que en la presentación del libro, y tanto en un acto como en el otro, donde la música tuvo su protagonismo, no se tuvo ni el más mínimo gesto hacia algo de lo que nos gusta mucho presumir, pero que olvidamos con mucha facilidad, y es la llamada banda sonora de la Semana Santa de Jumilla, algo que muchos ya les gustaría tener pero que no tienen, y nosotros que sí contamos con ella, pues nos decantamos por marchas procesionales que nada tienen que ver con esa sintonía propia.
No se trata de ser un purista obsesivo, ni mucho menos, de hecho, en el concierto del domingo de la AJAM juvenil, se escuchó todo tipo de música, incluso una obra del propio director Jesús Pereñíguez, pero teniendo a las composiciones jumillanas como destacadas en el programa.
Yo siempre he oído que existe una comisión artística que vela para que todas aquellas nuevas adquisiciones de las hermandades, ya sean imágenes o abalorios, se sometan a un control y una supervisión. En este mismo sentido, no puedo entender como nadie vela ni se para en estos detalles, o que las bandas y agrupaciones musicales en las procesiones interpreten, aunque sea de vez en cuando, nuestra música. Como no lo cuidemos, lo perderemos también.