Antonio Navarro. Especialista en audífonos.
Centro Auditivo Audiovox
Según el estudio publicado por el Profesor Frank R. Lin, las personas que tienen pérdida auditiva presentan muchas más probabilidades de desarrollar una demencia en comparación con las personas que presentan una audición normal, siendo esta probabilidad de 5 veces más que las normoacústicas.
Las personas con pérdida de audición leve, moderada y severa son respectivamente 2, 3 y 5 veces más proclives a desarrollar demencia que los oyentes normales.
Si consideramos otros factores que se asocian a un alto riesgo de desarrollar demencia, como la diabetes, hipertensión arterial, la edad, el sexo, la raza, etc, también vemos que hay una clara relación entre la pérdida de audición y el desarrollo de una demencia.
Estos hallazgos se publicaron en un estudio realizado en 2011 por Frank Lin, otorrinolaringólogo y epidemiólogo de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, en Estados Unidos. Junto con su grupo de investigadores, hicieron un seguimiento de 639 pacientes durante 18 años.
En éste estudio se incluyeron pacientes que no tenían ninguna discapacidad cognitiva al inicio del mismo, mientras que sí había pacientes que presentaban alguna pérdida auditiva. Tras los 18 años de seguimiento se diagnosticaron 58 casos de demencia entre los 639 pacientes.
Los hallazgos encontrados en el estudio del profesor Frank R. Lin han sido confirmados por otro estudio publicado en el año 2012 por Gallacher y sus colaboradores. En el estudio, participaron 1.057 hombres a los que se les hizo un seguimiento durante 17 años.
Al comienzo del estudio se evaluó su pérdida de audición y al cabo de 9 años, se valoró tanto la capacidad auditiva como los signos de demencia. Los investigadores descubrieron una estrecha relación entre la pérdida de audición y, tanto la demencia como el declive cognitivo. Por cada 10 dB (A) de aumento en la pérdida auditiva, comparado con el nivel auditivo normal a la misma edad, el riesgo de desarrollar demencia aumentaba 2,7 veces.
Con éstos hallazgos podemos decir que cuanto más aumente la pérdida auditiva es más probable que aumente el riesgo de padecer una pérdida cognitiva o una demencia.