En clave de sol By Gustavo López

Una de las tendencias más significativas de la evolución de los gobiernos locales es la nacionalización de la política en los Ayuntamientos. Este concepto pretende reflejar el predominio creciente que adquieren en las elecciones locales los principales partidos de ámbito nacional. En este sentido, la política local puede considerarse como una variable dependiente de la política nacional. Sin embargo, al tiempo que avanza este fenómeno, las elecciones locales pierden su carácter de meras elecciones administrativas para ejercer una influencia significativa en las consultas de ámbito superior; es decir, la política local se convierte a su vez en una variable independiente respecto a la política nacional.


Los años electorales los carga el diablo y, por lo tanto, puede pasar de todo. Y como saben, este próximo año es electoral prácticamente de principio a fin, porque en mayo habrá cita con las urnas para elegir los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos. Igualmente, a finales de 2023 termina la legislatura del Gobierno de España y el presidente Pedro Sánchez ya ha anunciado en varias ocasiones que la agotará, por lo que en verano se prevé que llegue la convocatoria para elegir el Congreso y el Senado.
De esta forma, si como decía al principio, la política nacional se cuela en demasiadas ocasiones en los debates de los pueblos, pues este año mucho más, sin darse cuenta los políticos que lejos de hacer una gracia, quizá hagan una desgracia, porque está más que demostrado que a los jumillanos lo que más les interesa es lo de aquí, los problemas y soluciones locales, y cuando se deriva en discusiones estériles, los ciudadanos desconectan y exigen a sus representantes que se centren.
Obviando esto, los partidos nacionales o las direcciones regionales, mandan a sus dirigentes en los pueblos, las llamadas mociones tipo que lo único que hacen es que se pierda un tiempo fantástico para poder trabajar entre todos por su pueblo. Porque está muy bien hablar de la sedición, de los presupuestos del Estado o de los independentistas, pero zapatero a tus zapatos y cada uno a lo suyo.
No se puede jugar a ser parlamentario de alto standing olvidando que se está en un pueblo, debatiendo en un pleno municipal que necesita de menos discurso vacíos y más unión corporativa.