En clave de sol by Gustavo López

La pasada semana, en la edición anterior de Siete Días Jumilla, dedicábamos una de las páginas a la entrevista que manteníamos en nuestra radio con el párroco de la Iglesia de Santiago, Manuel de la Rosa, al hilo de la cena que a beneficio de la restauración de ese templo, se celebró el pasado sábado, auspiciada, sobre todo, por el mal estado en el que se encuentra y ante la urgente necesidad de actuar de inmediato con unas obras cuyas primeras estimaciones estarían alrededor de una 350.000 euros de coste.
Ya hace unos meses, yo mismo escribí una noticia bajo el título de “Santiago se nos cae”, y ya en aquel entonces, hay quien me dijo que le daba exactamente igual, que lo importante era poder comer cada día y punto. En este sentido, siendo este un sentimiento loable, no deja de ser de muy corto recorrido y de unas miras bastante reducidas.
En este caso, ha vuelto a pasar algo parecido, pero en esta ocasión, hay quien me ha dicho que si la iglesia se cae, que se la arreglen ellos, que sean los curas o el obispado quien se ate los machos, se remangue y se ponga manos a la obra para arreglar uno de sus edificios, que para eso es de ellos.


Como decía, a simple vista y sin ir más allá, pues podría hasta entenderlo, pero si abrimos nuestro visor solo me viene a la cabeza unos antecedentes que ya pasaron en Jumilla y que precisamente por pensar así, pasó lo que muchos pensaban que era una amenaza y que terminó por convertirse en una realidad. Me estoy refiriendo a la Iglesia de Santa María, de la que se dijo, “que la arreglen los curas”, nadie apoyó su restauración, y al final al suelo cayó y solo queda una torre sin sentido y una plaza que no hace más que recordarnos hasta dónde es capaz de llevarnos la sinrazón muchas veces.
Y llegados a este momento, yo me pregunto si los jumillanos seríamos lo mismo con la Iglesia de Santiago en ruinas, a lo que me atrevo a contestar que sí, y conforme fuera pasando el tiempo, pues más. Pero, ¿sería lo mismo Jumilla sin su iglesia vieja? Pues sinceramente creo que no.
No debemos lamentar o abocar al olvido una joya que es identidad de un pueblo, y por lo tanto, debe de ser la iglesia de través los propios feligreses y del obispado, los que lideren el proyecto, pero Jumilla ha de estar, la Región de Murcia también, y el hasta el Ministerio de Cultura.
Hay que abrir la mente, tener visión amplia y pensar en Jumilla y en el futuro, al que no debemos de privar de una joya de este tipo.