En clave de sol by Gustavo López

Jumilla como ciudad y los jumillanos, tenemos diferentes iconos que nos caracterizan y nos identifican. Aunque uno de ellos es el Castillo, sin duda alguna, la iglesia de Santiago es otro de esos elementos diferenciadores, que aunque para nosotros es algo normal y corriente porque la tenemos ahí toda la vida, no es más cierto que cada vez que alguien nos visita, o los entendidos y expertos la conocen, se deshacen en elogios y la ponen en valor como una iglesia, que bien podría ser considerada como una basílica, comportándose como un atractivo turístico más, pero en este caso, de primerísimo nivel.
Pues bien, hace unos días, salí a andar y a dar una vuelta por el pueblo, subiendo por la plaza de Arriba y llegando hasta Santiago, viendo que la puerta estaba cerrada y una gran zona acordonada, lo que no puedo negar que me sorprendió muchísimo. Por eso, llamé al párroco y me contó, con gran pesar y preocupación, que el estado de uno de los principales monumentos de nuestro pueblo, icono turístico y cultural, estaba en serio peligro, con el aviso claro de los técnicos que, si no se actúa de forma contundente y con celeridad, el edificio podría ser clausurado y por lo tanto cerrado, ya que la posibilidad de hundimiento está servida, estando obligados entonces a tener que garantizar la seguridad de los usuarios, visitantes o viandantes.


Ante estos hechos, seguro que están los que tienen claro que, si el edificio pertenece a la iglesia, pues que sea el obispado el que remedie el problema. Otros sin embargo pensamos que, siendo el propietario el que lleve el peso de los trabajos de arreglo, esto ha de ser cosa de todos, y que cuantas más partes unan sus manos, pues mucho mejor, ya que hablamos de patrimonio, de cultura, de arte, de símbolos únicos, que para nada debemos permitir que nuestros hijos y nietos no puedan disfrutar. Uno de los arquitectos más capacitado para este tipo de trabajos ya ha puesto blanco sobre negro, e incluso ha cuantificado la fiesta, y aunque la cifra no es nada baladí, tampoco es algo inalcanzable o inasumible, ni mucho menos, y como decía, con el mayor número de aportaciones, algo bastante sencillo de solucionar.
Me niego a ni siquiera imaginar que podemos perder nuestra iglesia de Santiago, por lo que pido que nos pongamos cuanto antes manos a la obra ya, y que no tengamos que lamentar nada en un futuro, sino alegrarnos de haber hecho las cosas bien.