En clave de sol by Gustavo López

Sin trabajo, no conseguimos nada. Las cosas no caen del cielo y si no nos las curramos, pues nada tendremos. De hecho, la Biblia deja claro que “comerás lo que seas capaz de conseguir con el sudor de tu frente”. Es decir, que ni hay duros a cuatro pesetas, ni nadie nos va a regalar nada.
Sin embargo, a pesar de todo esto, la inercia de las personas es la de trabajar menos, o lo justo, con el fin de vivir mejor, conciliando así la vida personal y familiar, con la laboral. De hecho, sobre el papel, es ideal trabajar lo menos posible y ganar lo máximo. Eso sería la bomba, y sin duda, contribuiría a conciliar, aunque eso sí, una cosa es el que cobra, y la otra muy diferente es el que paga.
La reducción de la jornada laboral de las 40 horas semanales actuales a las 38,5 horas a final de 2024 y a las 37,5 horas a final de 2025, es uno de los principales compromisos del actual Gobierno central. El objetivo a largo plazo es conseguir rebajarla a 35 horas semanales. Incluso se plantea trabajar 4 días a la semana. ¡Toma tomate! Pero en estos momentos no existe un consenso entre sindicatos, patronal y Ministerio de Trabajo sobre cómo se puede aplicar esta propuesta ideal.

Lo que sí parecen aclarar todas las encuestas es que a la mayoría de los españoles les encanta la idea de trabajar menos horas sin que ello afecte al salario. (Y es que tontos no somos, sobre todo para lo que queremos, aunque hay que decir que casi un 25% de los encuestados españoles estaría dispuesto a perder salario a cambio de trabajar menos horas y vivir con menos estrés).
Hay que tener en cuenta que el sector público ya disfruta de la jornada de 35 horas, y esta medida significaría trasladarla también al privado. Pero, ¿todo es bueno en esta iniciativa? No sé, ya lo veremos cuando llegue, porque llegar va a llegar, donde una de las mayores preocupaciones de los economistas y expertos es si la economía del país soportará esa medida o no está preparada. Además, desde el propio Gobierno se quiere flexibilizar su implantación hasta ver cómo afectaría al empleo, y ver como se lo iban a tomar las pequeñas empresas y el comercio minorista.
Quizá exista mucho empeño en trabajar menos cuando la opción más interesante sería trabajar mejor, con trabajadores más valorados, más felices y con pleno bienestar, al mismo tiempo que se exprime menos a las empresas y se les aporta todos los medios y posibilidades para generar, y que son las encargadas de ello, siempre de la mano de sus empleados contentos y realizados.