Todavía con el sabor de los mantecados en la boca, despedimos los días de Navidad y a una velocidad supersónica, ya están los hornos del pueblo trabajando a marchas forzadas con los rollos de San Antón, San Sebastián y San Blas. Y con ellos, las fiestas en los barrios, con más actividades para todos los gustos, tanto festivas y de ocio, como deportivas o gastronómicas.

Y como esto no para, a pesar de que a estas alturas todavía exista gente que diga que en Jumilla no hay nada, me río yo de eso, llegará el Carnaval, unas celebraciones que tendrán lugar durante el fin de semana del 22 y 23 de febrero, y cuya programación depende única y exclusivamente del Ayuntamiento de Jumilla, por lo que será una ocasión muy importante para ver la propuesta que hace el nuevo edil de Festejos, que tiene delante una oportunidad inmejorable para sorprender o por el contrario, para hacer lo mismo del año pasado pero cambiando el número en el día de celebración.

Y tras el paganismo del Carnaval, será el turno de la esperada este año Semana Santa, que quizá sea una de las más deseadas de los últimos años, principalmente por dos motivos. Uno, porque será la primera con el apellido de Interés Turístico Internacional; y el otro, porque después de la ‘jugada’ meteorológica del año pasado, esta edición se espera como agua de mayo, que no de abril.

El ritmo frenético que esta vida nos impone nos obliga a tener que mirar siempre hacia adelante, y sobre todo, (esto como consejo), a disfrutar de todo lo que nos esté pasando a nuestro alrededor, ya sean fiestas, reuniones de amigos, actividades culturales o deportivas, y si me aprietan, incluso del trabajo. Por ello, esperamos que hayan disfrutado de la Navidad, que el año nuevo haya empezado con el mejor pie, que las fiestas de los barrios sirvan para unir a los vecinos, que el distendido Carnaval sea uno de los más divertidos, y que la Semana Santa sea única.