Desde que el 14 de marzo se firmara el primero de los decretos de alarma por parte del Gobierno, todos los profesionales implicados se han mostrado siempre a la altura de unas difíciles circunstancias que se presentaban como nuevas. De esta forma, en primera línea hemos tenido a todos los sanitarios. Ha dado igual el puesto o el escalafón que ocupaban, ya que desde el primero y hasta el último se han comportado como una verdadera piña dando ejemplo a muchos, entre ellos, sin duda, a los políticos de todos los colores y administraciones. Pero junto a estos han estado los integrantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y Policías Locales. También los empleados de tiendas de comestibles y supermercados, personal de limpieza, funcionarios que han seguido teletrabajando sin detener la marcha de municipios o comunidades, otros que han continuado su actividad cumpliendo con su misión, así como transportistas, profesiones esenciales y por supuesto, los medios de comunicación que siendo también considerados como esenciales, hemos permanecido al pie de la noticia y puntuales a nuestra cita en un kiosco, a través de la radio o de cualquier otra forma.
Y bien, de quince en quince días, han ido pasando las semanas hasta llegar a la tan ansiada desescalada donde las restricciones iniciales se han ido suavizando hasta alcanzar la conocida ‘nueva normalidad’. En este sentido, según vamos conociendo dependiendo la fase en la que nos encontremos, van volviendo algunas libertades perdidas, como las terrazas, los comercios, peluquerías y dentro de poco, también los interiores de bares y restaurantes. Y a pesar de los desfases que han traído estos primeros días, lo cierto es que todos los camareros en sus terrazas, la totalidad de los comercios, las administraciones y todos los que estaban cerrados y que han reiniciado su actividad, están utilizando todas las medidas de seguridad habidas y por haber, con responsabilidad y compromiso garantizando la integridad de los clientes. Por este motivo, y después de haber comprobado el trabajo de todos los profesionales sin excepción, solo cabe que correspondamos como se merecen, sin locuras ni desfases de las que luego nos podamos arrepentir, porque de nada servirá que un establecimiento utilice todas las medidas de seguridad y que los que entren no sean consecuentes y responsables.