Desde hace relativamente poco, concretamente desde el año 1992, el día 3 de diciembre se celebra o se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una de las efemérides internacionales más significativa. Este año ha tomado el lema ‘Participación y el liderazgo de las personas con discapacidad: Agenda de Desarrollo 2030’.

Está ampliamente demostrado que, una vez eliminados los obstáculos a la integración de las personas con discapacidad, éstas pueden participar activa y productivamente en la vida social y económica de su entorno. Por ello es necesario eliminar las barreras de la asimilación de las personas con discapacidad a la sociedad.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad reconoce que la existencia de estas barreras es un componente esencial de su marginación. La Convención subraya que la discapacidad es un concepto evolutivo “resultado de la interacción de las personas con disfunciones y de problemas de actitud y de entorno que socavan su participación en la sociedad”.

La accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad son derechos fundamentales reconocidos por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades. Son las condiciones sin las cuales no pueden disfrutar de sus otros derechos. La Convención en su artículo 9 pide que las personas con discapacidad puedan llevar una vida independiente y participar de forma activa en el desarrollo de la sociedad. Solicita a los Estados que tomen las medidas apropiadas para darles pleno acceso a la actividad cotidiana y eliminar todos los obstáculos a su integración.

Leídos estos artículos y resoluciones, y asimilados, nos damos cuenta de que como en todo, la plena inclusión solo depende de nosotros mismos, por lo que como en otras muchas cosas, solo toca demostrar y estar a la altura, normalizando algo que convierta la discapacidad simplemente en capacidad, sin el dis.