Editorial

La covid no da tregua en España y la curva epidémica sigue desbocada en esta quinta ola con un crecimiento explosivo. La incidencia acumulada a 14 días se ha quedado en 400 casos por 100.000 habitantes. Como ya sabemos todos, la campaña vacunal se ha convertido en el factor clave que marca la evolución de la pandemia y, con cerca del 50% de la población española con la pauta completa, los contagios se ceban con los menores de 30 años, el grupo poblacional que todavía no ha accedido de forma masiva a la vacuna. Así, la incidencia acumulada en los veinteañeros se ha disparado a cerca de 800 casos por 100.000 habitantes, una cifra que deja muy claro lo que está pasando y donde hay que hincar el diente.


Con este escenario sobre la mesa, las comunidades apuran la puesta en marcha de nuevas medidas y vuelven al tablero de juego las restricciones más duras. Ya se sabe que la letra con sangre entra, y los gobernantes encargados de gestionar esta situación, están mucho más por la labor de prohibir y restringir, que solucionar apostando todo a vacunar a partir de los 20 años, e incluso menos.
La pandemia sigue imparable y el gran temor que existe es la amenaza palpable de que se desborde la atención primaria, algo que en poblaciones como Jumilla se convierte es toda una bomba en la línea de flotación, donde precisamente el Centro de Salud es nuestro primer y más efectivo dique de contención.
No se trata ni mucho menos de echar la culpa a nadie, pero el compromiso de los más jóvenes no está siendo el mismo que existía al principio. Además, el cierre del ocio nocturno provoca muchas veces el efecto contrario, con el fomento de botellones y quedadas. Hagamos entre todos que esta quinta ola se quede en una ‘olilla’.