En Santa Ana del Monte la imagen fue recibida por los padres franciscanos que le oficiaron una misa en el atrio

LOLA TOMÁS

La romería del Cristo Amarrado a la Columna ha concluido con la vuelta de la imagen a su morada habitual, el monasterio de Santa Ana, y con ella, finalizan los actos de culto que ha venido desarrollando la Hermandad del Cristo Amarrado a la Columna, desde que la imagen salió de Santa Ana para permanecer en Jumilla.


Tras la misa de despedida del Amarrado en la iglesia de Santiago, el Cristo, acompañado por decenas de devotos, miembros de la Hermandad, el cura párroco y representantes del ayuntamiento con la alcaldesa al frente, transcurría al son de los Armaos y de la banda de la Asociación Musical Julián Santos, por las calles de la ciudad, desviándose de su itinerario habitual a la altura de la calle Doctor Fleming, en el barrio San Antón, para evitar el tramo de obras del Paseo Lorenzo Guardiola, hasta llegar a la ermita de San Agustín. La imagen fue agasajada en varias ocasiones con petaladas de flores, desde los balcones y a pie de calle por la familia Carcelén, en el jardín de San Antón.


Una reflexión en la explanada de la ermita de San Agustín, por parte de Manuel de la Rosa, cura párroco de Santiago, dio paso a la entrada de la imagen en la casa de la Virgen para despedirse de la patrona de Jumilla, la Virgen de la Asunción y emprender la romería hasta Santa Ana del Monte, donde le esperaban los padres franciscanos que moran en el convento, y que le oficiaron una misa de bienvenida en el atrio.


Cabe destacar un gran despliegue de carruajes y caballos por parte de los Romeros del Cristo, que animaron el trayecto romero hasta llegar a Santa Ana.