En clave de sol by Gustavo López
Llevo más de 20 años escribiendo, y por lo tanto, firmando este artículo que cada semana se publica en nuestro periódico. En todo este tiempo, como comprenderán, ha habido algunos mejores que otros, unos acertados y otros no tanto, también correctos y hasta improcedentes, pero todos los he escrito con el afán principal de generar opinión, de mover un poco el avispero, y para que aquellos que lo lean, se detengan al menos durante unos minutos a pensar, haciéndose una composición de lugar diferente, alejados del formalismo de la noticia, y haciendo uso de las prebendas que ofrece un artículo este tipo, que no es crónica ni noticia, si no opinión pura y dura. En este sentido, soy consciente de que habrá paisanos y amigos a favor, y otros en contra. Así es la vida, y así hay que tomarla con todo respeto.
Hay ocasiones, gracias a Dios que son muchas, en las que me encuentro con gente por la calle, conocidos o no, que me dicen lo mucho que les ha gustado ese artículo o aquel otro. Pero tengo muy claro, que como artículo de opinión que es, hay tantas posibilidades como colores, infinitas, y por lo tanto, la unanimidad es muy difícil de conseguirla, ya que cada cual pensamos con total libertad, o así ha de ser y eso es lo que hay que valorar.
Cuando en un “En clave de sol” cualquiera, alabo el trabajo de alguien, reconozco lo realizado por un colectivo, felicito un hecho concreto o simplemente hago un relato, lo cierto es que los comentarios que se suelen generar al respecto, son más unánimes y hay menos polémica.
Sin embargo, cuando se me ocurre escribir sobre temas políticos, ya sean del ayuntamiento, de la Región o del guirigay que tienen montado a nivel nacional, lo cierto es que la cosa cambia, y todo lo que tiene que ver con la ideología, es propenso siempre a la polémica y a la división de opiniones más fácilmente. Porque da igual que intente ponerme en el centro o en uno de los lados, al final si no interesa lo que se dice, hay que tener muy claro que llegarán los desmentidos y versiones partidistas, olvidando por un momento que existen las hemerotecas y que todo está archivado y grabado. Y eso no se discute.
Tuve un compañero de trabajo que siempre me decía, “si no quieres tener problemas, escribe de las amapolas del campo, será de poco interés, pero al pasar desapercibido, no habrá polémicas, tampoco opinión, y el rebaño seguirá su camino”. “¡Pues me niego!”, le respondía yo una y otra vez.